lunes, 31 de diciembre de 2012

Un año

Un año donde hubo un poco de todo, algo de nada, y mucho de algunas cosas...
Un año donde hubo horror,
un año donde hubo miedo,
un año donde hubo estrés, y mucho,
un año donde hubo ansiedad... y más miedo.
Un año de estudiar, como todos, pero más especial.
Un año de distracciones, estudiar, pensar, estudiar, reír, estudiar, otra vez distraerse, estudiar, salir, estudiar, estudiar y estudiar.
Un año donde hubo un reto,
un año donde hubo una meta,
un año donde hubo muchos ganadores,
un año en el que en el último segundo de la carrera logré alcanzar esa meta junto a otros muchos, y aquí estoy, gracias a ello estoy aquí, en este punto.
2012 me trajo nuevas amistades, muy buenas, hice un trato, e hice un cambio, 2012 a cambio trajo varios desengaños.
Un montón de tirones de orejas, un verano de tranquilidad y de no hacer nada, me lo merecía, frase que me repetía varias veces al día. Ahora toca otra vez dar el máximo.

2012 también trajo alguna paranoia, algún lío o enredo a la cabeza, estrangulando neuronas; trajo miles de fotos, miles de palabras dichas, y otras muchas sin decir, apenas escritas.

Pero es fin de año, se supone que 2012 tendría que haberme dado alguna lección nueva, pero pocas han sido, me ha permitido a  mí y a muchos ser testigos de un año miserable en varios aspectos. Y los años que quedan... pero prefiero no detenerme en este punto, hay muchos días para seguir pensando sobre esto.

Ahora sí, ahora es momento de reconsiderar todos los hechos hasta el momento, repasarlos detenidamente, dejar de lado los errores y pensar en soluciones. Porque este año debe, debería, ser un año de soluciones; y como siempre, de cosas nuevas, disfrutar todo lo que venga, andando hacia delante.
Este año debe ser un año nuevo. Aquí termina 2012. Ya toca una introducción para 2013.

FELIZ 2013!! espero que disfrutarais de 2012

sábado, 29 de diciembre de 2012

Teñir de ideas el mundo

Colores por el suelo, repartidos entre las baldosas, llaman mi atención y me agacho para recogerlos.

¿Quién los habrá tirado?, son distintos, como antiguos, lápices desgastados, pero de colores frescos y brilantes. Como pez en el agua, muerdo el cebo, pues me pica la curiosidad de saber qué paisajes se dibujaron antes con estos colores, qué rostros, qué imaginación se desbordó en papeles y papeles.
Tan sólo observarlos me da ganas de perderme en un mundo de papel y de color.

Estoy sentada en el suelo de mi habitación, abrazando mis rodillas, y los miro, después de un día tan extraño, de pensar, de ver y de oír, y lo peor, de callar. Esta posición me relaja, cuando la tensión supera el cielo y escala más allá de las nubes, la primera solución que pongo es abrazarme al suelo, sentir la seguridad bajo mí, me relaja, me tranquiliza, me devuelve a este mundo.


A veces pasa por mi cabeza la idea de que el mundo, paso a paso, va perdiendo color. Por las injusticias, la contaminación, los conflictos, las muertes, los celos, la envidia, la tristeza... Todo esto crea una pequeña atmósfera grisácea que va propagándose, cada vez mayor; haciendo que el mundo, la tierra y hasta el aire, sucumban a la palidez. Y entonces acude a mi otra idea, es necesario darle color, un fondo brillante y llamativo, para seguir apreciándolo, y año por año nos sigamos sorprendiendo al contemplarlo.
Es posible teñir el  mundo con nuevas ideas, nuevos descubrimientos, cada uno de un tono nuevo y diferente, contribuyendo a mantener el cableado del motor que mueve el mundo.



No estaría mal comenzar el año con nuevas ideas, nuevos retos,
considerar todo lo aprendido hasta ahora,
lo que queremos seguir aprendiendo y mejorar,
lo que queremos empezar a aprender,
tanto con nosotros mismos como con los demás.
Ser capaz de decir algo que nunca te hubieras atrevido hasta ahora,
hacer lo que siempre has tenido en mente,
dejar de esquivar lo que te hace daño y enfrentarte a ello.
Olvidar todos los fantasmas,
iniciar una nueva aventura,
un nuevo libro,
siempre llevando nuestro diario de lo que hemos sido hasta ahora.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Mariposas vs. Abejas

Que no son mariposas lo que revolotea en mi estómago. Son enjambres de abejas, y cada pinchazo hace que se desencadene un diluvio bajo mis ojos. Incompresión, aturdimiento, y desencanto.

He cambiado, antes no tenía ningún lío ni ningún enjambre de abejas metido en la cabeza y en el estómago.  Ahora, suspiros en el aire, gelidez en la piel, latidos acompasados,  y reprimir las ganas de amar, porque no hay nadie a quien amar. Las mariposas se escaparon entre los miles de pensamientos y de palabras que solté, y aquellas que no dije o que apenas escribí se fueron convirtiendo en potentes aguijones.

Una lágrima es un placer, mil son dolorosas

Al borde de la locura, el llanto era interminable, cada lágrima la hacía más demente, la ayudaba a dar un paso más para caer en un vacío terrible. Sin embargo por alguna razón dejaron de salir nuevas lágrimas,  su reserva de lágrimas estaba en números rojos, se habían precipitado las últimas ya a través de sus ojos.
¿Cuando volverían?, no lo sabía, tenía la sensación de haberse hecho dependiente. Cualquier tipo de problema era ya solucionado con unas cuantas,  estaba llegando demasiado lejos.

Ahora, no quedan, tan solo las suficientes para humedecer algo sus ojos, pero apenas para desbordar y precipitarse. La última vez, aquella en la que llegó al agotamiento, fue la peor de todas, era un problema que ni ella misma entendía el por qué era un problema.
Ahora aquí, sintiendo que le falta algo, como al drogadicto su droga, como al enamorado el amor, como al músico el oído, como al arcoiris el color. Pero entonces, ¿qué es exactamente ella?, ¿qué es exactamente lo que le falta?, no podía ser que lo que le faltaran fueran las lágrimas, ellas eran meras sustituyentes angustiosas.

Pueden haber pasado meses, ella lo intenta, pero a la vez lo rehuye, rehuye la sensación de querer llorar. Sin embargo es a veces una tentación, intenta descargar toda su frustración, toda su pena, las injusticias del mundo, las faltas y hasta las sobras. Tan sólo necesita la sensación de haberse desahogado, y no puede, todo se va acumulando, y ella es incapaz de echar una sola lágrima, ¿qué le está pasando? Quiere y no puede, lo intenta y se retuerce intentado exprimir sus ojos. Sigue sintiendo, eso lo sabe, intensamente, como siempre, incluso más; entonces, ¿qué es lo que ocurre?

Y es que sus últimas lágrimas se le aparecieron como interminables, dolorosas, hasta el punto de notar que en cualquier momento se tintarían de rojo. Con cada una, una punzada de dolor en aumento, tanto, tanto, y tanto, que el cuerpo rehuye todo lo que cree que puede llevar a esa situación. No es cobardía, sino arrepentimiento, el cuerpo no quiere volver a ser castigado con sufrimiento; no sabe que  a veces es agradable descargarlo poco a poco, y que si sigue acumulándose en algún momento tendrá que salir, y lo hará de repente y sin avisar, arrasando todo a su paso. Y mientras se acumula, lo hace cual sustancia tóxica, destruyendo en el interior, destruyendo.

Puede que otra solución sea aprender a sonreír cuando se quiere llorar, sustituir la descarga de lágrimas, con la descarga de sonrisas y de carcajadas, aunque a veces es difícil.


domingo, 25 de noviembre de 2012

Os contaré un secreto... que me enamoró


Os contaré un secreto...

Aquel que encierran sus muros,
aquel que inventó el silencio,
y que ilumina todo lo oscuro.




Pues en la noche sin testigos,
la Alhambra en su interior
constituye un sol nocturno.




Sus millones de estrellas esculpidas,
sueltan destellos a la Luna
por cada recuerdo que se perdió,
por cada deseo que se pidió,
y por cada sueño que no se cumplió.




viernes, 23 de noviembre de 2012

Eran ya horas marchitas, el cielo echaba llave al día.
La luna se hacía esperar. Las estrellas corrían frenéticas, hiperactivas.
El viento empujaba a las nubes, y estás se quejaban de su poca educación, extendiéndose en distintas formas.
No quería apartar la vista, acababan de encenderse las farolas, y la calle quedaba iluminada, aunque con algún rincón oscuro. Y el cartel de la esquina se movía cuando pasaba una corriente rápida de aire, el sonido era estremecedor. Sabía que faltaba poco para que pasara con la bicicleta. Era algo que se había hecho parte de mi rutina, ya que no puedo decidir lo que quiero soñar cada noche, pues le observaba, el cabello claro y cortito hacia atrás por acción del viento, y aquellos ojos, como si no tuviera miedo a nada. Es algo que empezó a ayudarme a dormir más rápido, me hacía sentir bien, así que no iba a dejar de hacerlo. El problema era cuando no pasaba, sobre todo los fines de semana. Antes de que llegara pensaba en que haría si de repente se caía, o se le pinchaba una rueda a su bicicleta justo delante de mí.
Siempre le veía pasar en la misma dirección, nunca en la contraria.

Miedo a seguir caminando

Pensativa, con los ojos cerrados apoyando la cabeza en la pared del pasillo, repasaba con los dedos las grietas de ésta, las cuales se extendían por toda su superficie como las raíces de un árbol o un sistema venoso recogiendo esperanzas y humedades de vuelta al corazón del lugar.
Pero a pesar de estas grietas, la casa seguía siendo segura, en cuanto a su estructura. O tal vez ni siquiera eso. Era su casa, puede que poco a poco la hubiera ido considerando la casa de otra persona, pero sabía que quien la sufría era ella, así que era su casa, aunque no quisiera, aunque lo odiara.

Ojalá pudiera colarse por una de esas grietas, para así llegar a las entrañas del edificio, los niños nunca la encontrarían, ni aunque contaran con los ojos abiertos y vigilantes, era posible que ahí es donde se fuera toda la alegría perdida, todos los juguetes, calcetines, toda la suerte...

Despertó de su trance, la lampara crujía, y alumbraba muy tenue el lugar.
Y siguió caminando por el estrecho pasillo, mirando al suelo podía distinguir las manchas que no se iban nunca al limpiar por mucho que restregara. Y en las paredes se veían las marcas de golpes, rozaduras y  pies descalzos.

Sabía que en algún momento llegaría, aunque no quisiera; siempre podía darse la vuelta y retroceder, ¿por qué no lo hacía?... Por la misma razón por la que no había abandonado aquel lugar, cobardía, resignación, aunque cada día fuera un suplicio.
Lo sabía, su propio suicidio era diario, el más sufrido, el más lento. Y ellos, pobres, tenían que verla así.
Siempre había tenido algún que otro sueño en el que se decidía a salir, pero no sola.

Finalmente llegó, la puerta, un poco polvorienta, lo sabía, lo había ido dejando, procurando acercarse lo justo cuando estaba él. Las piernas le temblaban, puede que fuera por haber caído tantas veces al suelo, por tantas patadas; y la mano antes muerta se decidió a agarrar el pomo y girarlo, con un chirriante sonido la puerta se fue abriendo. Ahí estaba, su sofá, su tele, y ahora también su cena.



domingo, 18 de noviembre de 2012

La canción


Que miles de estrellas se acerquen,
y oigan a la tierra temblar,
y a los árboles seguir su compás,
que rocen mi piel y la quemen.

La muerte llamará a mi puerta,
tocando melodías con su violín,
vistiendo mis oídos sus palabras en latín,
diciendo darme lo que yo quiera.

Las notas entrando por mis oídos,
rompiendo todo en el camino,
separando todo lo que estaba unido,
que vuelvan por donde han venido.

Mis decisiones nunca fueron acertadas,
mi cabeza siempre hablaba primero,
y mi corazón de latido efímero,
en silencio tímido y vacío callaba.

Mis latidos y pensamientos al compás,
de aquella canción del infierno,
de aquellas estrofas sin verso,
reducían el paso, pero sin parar.


La canción engrosaba al corazón,
pudiendo hacerlo estallar de repente,
pero con valentía se le unió la mente,
ambos eligieron al amor y la razón.


Mis ilusiones

Decidirme a caer no es un capricho,
que tropiece en las escaleras,
que en el camino bese las piedras,
tampoco es cosa del destino.

Ascender y no volver a bajar,
y aunque mis músculos se resientan,
y mi garganta esté reseca,
en la cima cantaré para olvidar.

Me quedaré sin respirar, sin prisas,
y que pase toda mi vida por  mi mente,
me llevaré los malos recuerdos por delante,
arrastraré los que me arranquen sonrisas.

Los árboles quedarán en silencio sepulcral
el viento comenzará su vuelo,
atemorizando a las flores en el suelo,
dándome valor para caminar.

El mundo en un baile esperanzador,
me rodeará con ánimos de un beso,
así seré la envidia de todo el cielo,
y mis ilusiones girarán alrededor.



sábado, 17 de noviembre de 2012

Érase

Érase una vez una persona que murió por un beso.
Murió sin hallar el calor en el corazón, éste ante el frío sentido finalmente cayó enfermo.
Prometió no sufrir por nadie, y así fue, el único que sufrió fue su corazón ante tanto impulso reprimido.
Con tanta tristeza camuflada, con tanto amor exprimido.
Un cúmulo de sentimientos encerrados tras una puerta que finalmente cayó abajo.
Una habitación con el anhelo de otra persona bajo su techo ya rajado.
Miles de lágrimas concentradas que nunca dejó correr libremente por sus mejillas.
Sus brazos atrofiados, sin abrazos ni caricias.
Sus labios resquebrajados y sus ojos vidriosos, en el último momento tan sólo un beso pedían.
Lo que había rechazado toda su vida.
Tan sólo quería llevarse algo de amor a la tumba, es algo que nunca olvidaría.

Hay una luz que me impresiona más

No es un capricho la soledad.
No me identifico con los que me quieren, y a los que quiero, no les importo
Tal vez algo me ciegue. ¿Hay alguien ahí?
No entiendo tanto diluvio por algo imposible, por un sueño. Supongo que será porque ya un sueño se cumplió, aunque con mi propio esfuerzo; ahora creo en que se cumpla este, un anhelo.
Apenas me conoce, apenas le conozco, apenas conocemos el mundo, pero el mundo se enamoró de nosotros.
Lo observo desde lejos... ya sabes, como la Luna al Sol. Pero sin danza tortuosa, tan solo siguiendo con los ojos y sin girar la cabeza.
Y es posible que yo ya tengo mis propias estrellas, pero hay una luz que me impresiona más, es eso lo que me ciega.


viernes, 16 de noviembre de 2012

La niña de rojo

Caminaba por aquel asfalto tortuoso, mirando hacia el frente y de vez en cuando desviando la vista hacia el suelo; pasaba gente a cada uno de mis lados, es posible que cruzara alguna mirada pero ningún rostro llamaba mi atención, como el mío propio no llamaba la atención de nadie. La luna ya tenía ganas de salir, estaba a punto de ponerse su vestido de noche con incrustaciones de diamante; así que comencé a acelerar el paso, el estrechamiento progresivo de la calle me estaba poniendo nerviosa, y mi cuerpo y mis sentidos acababan de ponerse en guardia. Había ajustado el ritmo de mis pensamientos al de mis pasos, eran demasiadas cosas en la cabeza, no conseguía entender que había sucedido, por qué ya no se dirigía a mí y por qué sentía un vacío en mis pulmones y en mi cabeza.
 Sin darme cuenta había avanzado un buen trecho sin cruzarme con ninguna otra persona en el camino, ¿dónde estaba la gente? Además, no recordaba que esa calle fuera tan estrecha, tenía el presentimiento de que en cualquier momento se iba a convertir en un callejón sin salida.
Entonces, vi a lo lejos una figura de color rojo, pequeña y tirada en la acera, no le di mayor importancia y seguí caminando; cuando estaba lo suficientemente cerca pude observar que ese color rojo tan intenso venía de un abrigo, algo usado. Bajo el abrigo se notaba un gran abultamiento, lo levanté, encontrándome con una niña de unos cinco años de edad, no sé si perdida, pero sí reconocí algo en ella, no sé el qué, tenía los ojos abiertos y me miraba fijamente con sus ojitos verdes algo enrojecidos. Le pregunté qué hacía allí, pero parecía no tener la intención de emitir algún sonido de su garganta y seguía clavando su mirada en mí, tenía un rasguño en la frente. Le volví a preguntar qué hacía sola tirada en el suelo y donde estaban sus padres, seguía sin contestar pero esta vez con cara de duda, de querer decir algo y no hacerlo.
Noté en ella algo extraño, me agaché para ayudarle a levantarse pero me rehuyó echándose hacia atrás. Juraría que la había tocado, ¿cómo había logrado escapar de mis manos?
 La temperatura había bajado y se veía en el cielo a la luna, fiel amante del cielo nocturno. La niña tan solo vestía un vestido blanco de tirantes bajo aquel abrigo que había quedado en el suelo separado de su cuerpo. Le pregunté si tenía frío, y movió la cabeza negativamente a la vez que sacudía su larga melena oscura y lisa, la cuál contrastaba con su blanca tez; era ya un paso que hubiera contestado, aunque solo fuera con un gesto tímido. No podía dejarla allí, debía recogerla y llevarla a alguna comisaría para que encontraran  a sus padres; así que, me acerqué despacio para no asustarla. Y entonces, cuando debería haberla tenido entre mis brazos, tan solo sostenía aire, no daba crédito a lo que estaba sucediendo, o más bien a lo que no había sucedido; la miré con extrañeza y confusión, puede que también con algo de miedo. De repente y para mi sorpresa la niña habló: "no puedes tocarme, nadie puede".
 Le pregunté por qué, a lo que contestó de forma rápida, "Yo soy tú". Ahora me sentía aún más confundida, como si fuera una noche en la que unos sueños se convierten en otros dejándome siempre desorientada. ¿Cómo iba a ser esa niña mi yo?, es cierto que mis ojos eran verdes y mi cabello oscuro y liso, pero yo nunca había  tenido una melena tan larga, prácticamente le cubría toda la espalda; además el verde de sus ojos era más vivo y llamativo, sus ojos escondían algo, cosa que los míos,  de un tono más apagado, nunca hubieran podido albergar. ¿Cómo puedes ser yo, si yo estoy aquí junto a ti?, preguntas como ésta tropezaban una tras otra en mi mente.
La niña volvió a hablar: "yo soy lo que un día perdiste y no quisiste volver a encontrar".  Le pregunté por qué tenía los ojos rojos y me contestó: "porque sé que has llorado". Observé con mayor atención el abrigo, tirado en el suelo, desde lejos se asemejaba a un charco de sangre. Era un abrigo demasiado grande para una niña de cinco años, me di cuenta que era exactamente igual al que yo vestía en ese momento, pero un rojo más intenso.
La respuesta a mis preguntas, bastaría con una para no sentir la necesidad de volver a preguntar.


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Mírate al espejo, ahora mira tu reflejo en ese charco, en el cristal de aquel escaparate, en el espejo retrovisor de aquel coche, en las ventanillas, en la pantalla del móvil o del ordenador, en el cristal de la ventana. Ves algo diferente, que no eres tú, que hablas y no reconoces tu voz, ¿qué te habrá pasado? Ni tu propia sombra te reconoce.
Ahora mira hacia atrás, a quien te sigue, a lo que te has dejado atrás, y recuerda quién fuiste. A este paso, ¿quién serás?
A veces siento que él es glucosa, yo la sangre. Y ella la célula.

Harta de esperar

¿En serio sientes hastío?, ¿en serio no hay nada que te interese en este momento?, sé que mientes. Lo que ocurre es que te falta algo, ¿a que si?, algo que anhelas o algo que no puedes tener. Te comprendo.
¿Sabes por qué lo sé?, porque en realidad sí estás haciendo algo, estás esperando.
Deja de esperar, haz que te esperen a ti.
El problema que eso es algo que yo tampoco se hacer muy bien.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Otra versión

Día y noche, Sol y Luna,
que tus palabras fluyan,
seguiremos entre las estrellas,
y rompamos la atmósfera,
hasta que llegue la Luna llena.

Nunca nos guiamos por reglas,
déjaselo a las estaciones,
nos encontraremos frente a frente,
fundiéndonos a oscuras en un eclipse,
ya sabes que amo la noche.

En una danza infinita y dolorosa,
yo tras de ti y tú tras de mí,
sin alcanzarnos viviremos siempre,
como Sol y Luna, entre día y noche.

Me uno a los girasoles por observarte,
el viento me empuja hacia adelante,
y disuelve las nubes,
que me impiden seguirte.

Que el día no cierre,
y que por la puerta,
la Luna se cuele,
buscando a su Sol amante.

En una danza infinita y dolorosa,
yo tras de ti y tú tras de mí,
sin alcanzarnos viviremos siempre,
como Sol y Luna, entre día y noche.


sábado, 10 de noviembre de 2012

Como Sol y Luna



Día y noche, Sol y Luna, tú y yo, ¿no?, ¿o acaso no estás de acuerdo?
Que tus palabras fluyan, no pondré impedimentos a reproches, tan solo oírte sería novedad en mí, si la noche llega pues seguiremos entre las estrellas, siempre soñaré con ello aunque sepa que es imposible. Pero que no haya silencios incómodos cuando nos encontramos, que las palabras rompan la atmósfera y si puede ser también la litosfera, así sería Luna llena cada noche.

 Dejar claro cuándo salgo yo y entras tú, y cuándo sales tú y entro yo, ¿eso querías?, es pérdida de tiempo, nunca me he guiado por reglas, ese tema déjaselo a las estaciones, y si nos encontrarnos frente a frente durante unos cuantos segundos, pues dejemos que pase el tiempo entre nubes, lluvia y relámpagos, como Sol y Luna, lejos de nosotros, no nos afectan.

 No me pelearé por reinos de color o  de negrura, ya sabes que amo la noche, y yo sé que el día forma parte de ti, no me importa ir en segundo lugar si es detrás de ti. Seamos realistas, sin ti no habría día, y la palabra noche no tendría sentido, tu ausencia destruiría todo lo que nos rodea en este momento, incluso a mí; mi ausencia tan solo removería la tierra y el agua, pero no el día y la noche.

¿Sabes que deseo que llegue la noche para salir y verte antes de que te vayas?, aún sabiendo que dejarme ver todavía en el cielo azul es arriesgado. En una danza infinita y dolorosa tras de ti y tú tras de mí, y sin alcanzarnos, así viviremos siempre, pienso en ello y dejo escapar lágrimas plateadas que se esfuman en el vacío. Y cuando llega el momento me quedo alejada de ti, apenas vislumbrándote en la distancia, pensando en que puede que en algún momento te dirijas a mí como hacen los girasoles contigo; y mientras que sueño me fijo en las nubes, en el viento, en todo a tu alrededor, que intentan abrazarte y siento celos. Nunca soporté a las nubes, siempre me han impedido ver las cosas con claridad al interponerse delante de mí; el viento, sin embargo, siempre me ha dado valentía para dar un paso hacia adelante.

Mientras espero el momento, tan sólo me alimento con el calor de tu luz para brillar y dejar claro que existo, que ahí estoy, que aunque no tengo luz, soy capaz de reflejar lo más hermoso en mí.

 Ya sabes, que el día no cierre y se cuele la Luna por la puerta hoy en día ya es algo norma; que la noche no cierre y el Sol entre por la ventana siguiendo la oscuridad, siempre será algo espectacular, no dejará nunca de eclipsarme. Ese siempre será el mejor momento, tú y yo en la oscuridad frente a frente, fundiéndonos, libres en un beso.



Tu y yo, tanto al amanecer como al anochecer.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Hacia dónde

Como cuerpos ligeramente congelados, y con el esqueleto sin soldar; así caminaban, como si el camino fuera una ruta inquisitoria. Y es que parece que aunque no sabía lo que les deparaba el viaje, en algún rinconcito de mi interior  lo temía. ¿Dónde estaba el calor de un corazón en ese momento?, parecía que se había ido liberando al comienzo siendo absorbido por la atmósfera del lugar.
Mis pensamientos se iban perdiendo conforme avanzaban por los tortuosos días, unos eran devorados por fieras escondidas entre las sombras, otros tropezaban con obstáculos, otros se desintegraban como si alguien hubiera pulsado un botón de autodestrucción, algunos simplemente se desorientaban y quedaban atrás. Tan sólo quedaban a salvo los más oscuros, los más tristes.

¿Sería culpa del tiempo?, ¿del paso de las estaciones?, el invierno golpeará con puño certero y la luz se irá escapando hacia otros hemisferios. O tal vez era culpa de los recuerdos.

Y aquí estoy, a merced de mis obsesiones. ¿Seré yo quien ha creado este castigo en mi mente?



viernes, 2 de noviembre de 2012

Música para mi corazón

Dicen que no es normal que no te guste nadie, que siempre hay alguien que te gusta, que te atrae más que otras personas. No hablo de enamoramiento, aunque siempre hay casos de amor a primera vista, es tan solo temporal.
Pues yo digo que esa regla no es cierta, no tiene buenos cimientos sobre los que asentarse. Y siento que quiero querer pero no puedo, se convierte en una especie de necesidad, que haya alguien que haga bombear tu corazón con mayor velocidad en ciertos momentos. Aunque no te corresponda, tan solo seáis conocidos o hayáis hablado una sola vez. Una persona que te atraiga, que te haga sonreír, tan sólo alguien.

 (!!¡¡!)      G                   Am
En un pasado me cegué
       Dm                   Am
con su aurora y su sonrisa

con palabras y miradas
     Bb                    F
pero me equivoqué
    Bb     C          G       D
  así  olvidé.

 G(!!!¡)           D(!!¡¡!)
Ni mariposas en la barriga,
G                 D
ni palabritas prometidas,
 G                    D
no te entendía, te lo decía.
G                       D
no me entendías, me lo decías.
      G               Am
¿ Entonces tu qué sentías?
  Bb                    F
¿Por qué no lo veías?
 Bb       C      G      D
así olvidé.


G                    Am
Y pienso en esos días
G                      Am
en un rincón escondidos
Dm                Am
el corazón y la alegría
Dm                 Am
y la cabeza ya perdida.
Bb      C         G        D
así olvidé.



 G(!!!¡)           D(!!¡¡!)
Ni mariposas en la barriga,
G                 D
ni palabritas prometidas,
 G                    D
no quería besos ni caricias.
      G               Am
¿ Entonces tu qué sentías?
  Bb                    F
Nada por mí,  lo sabía.
 Bb       C      G      Em
así olvidé.


G                    Am
Ahora busco otro sol,
G                      Am
que ilumine mi día
G                       E
que arregle la melodía
G                  Bb         C
de mi mente y corazón.




 G(!!!¡)           D(!!¡¡!)
Ni mariposas en la barriga,
G                 D
ni palabritas prometidas,
 G                    D
no te entendía, tú lo decías.
G                     D
no me entendías, me lo decías.
      G               Am
¿ Entonces tu qué sentías?
  Bb                    F
¿Por qué no lo veías?
 Bb       C      G      D
así olvidé.



G                      Am
Y recuerdo la melodía
G                    Am
de confusión y  miedo
Dm                Am
acordes  que eran mi guía
Dm                     Am
su ritmo marcaba mi vida.
Bb              C      
canción de ti nacida.

Ahora busco otro sol
que ilumine mi día
que arregle esa melodía
de mi mente y mi corazón

Ahora busco otro sol 
que ilumine mi día
que arregle esa melodía
de mi mente y mi corazón




Algo bonito

No sé por qué será, cuando despiertas y sientes una especie de desorientación, sigues todavía en el mundo de los sueños... ¿Estoy despierta o sigo soñando?, esa es mi pregunta. Y no lo sé, pero para mí es uno de los mejores momentos del día.
El peor es cuando en la noche siento el cansancio de todo el día y debo dormir, y no quiero.
Algo bonito sería sonreír todo el día y en la noche dejar grabada esa sonrisa en la almohada mientras duermo. Algo aún más bonito es que los demás me devolvieran esa sonrisa.
¡Por Dios!, ¿acaso hay algo que se ha comido vuestra alma?, yo también lucho, pero tan solo compito conmigo misma, por mejorar, y no con los demás. Sonreíd, es lo mejor que hasta ahora podéis dar de vosotros mismo, todavía os queda mucho para hacer algo aún más grande.




miércoles, 24 de octubre de 2012

La parte más débil de mí será más potente e intensa que la más fuerte de mí.
Me consagro a mis sueños, en cuerpo, alma y mente, porque son lo que me harán vivir feliz o algo en lo que me podré apoyar en los momentos difíciles.
Aunque creo que no puedo, lo intentaré

martes, 23 de octubre de 2012

Tan solo quería ser feliz

Es caminar destrozando todo a paso, aquello que sintió al haber salido por la puerta y al entrar en nuevos hogares. No sentía soledad, era compañía del viento, y las estrellas eran suyas.
¿Sería que el resto de personas le odiaban?, ¿o acaso era la vida misma? Cómo le había obligado a ser fuerte, a limpiarse las lágrimas en las mangas de la camiseta y ocultar la rojez de los ojos mirando hacia el suelo. Nadie le había consolado, y aquella minoría que intentó darle algo de calor había ido desapareciendo como el humo a medida que crecía. 
Todos deseábamos ser mayores, porque ser un niño parecía poca cosa, no era suficiente. Y ésta pequeña personita temía el día en que ya fuera mayor, le temía a la vida, y a todo lo que estuviera por venir, tan sólo quería vivir en un mundo más feliz. Eso también lo decíamos nosotros, sin darnos cuenta de que la felicidad estaba ahí, junto a nosotros, aglomerándose en todos los rincones de nuestras cálidas habitaciones y faltando junto a quienes más la necesitaban.
Un día entre muchos, perdido en la calle, oyó risas, y acercándose descubrió niños cual títeres grotescos, torturaban una vida, pobre animal haber caído en esas pequeñas pero crueles manos. Ese, un amigo fiel, que siguiéndole cada mañana hacia uno de sus últimos hogares le había ayudado a conocer lo que era la amistad, ahora yacía en el suelo herido.  ¿Qué hacer?, esa era la pregunta, quieto y rígido ante la escena y una vez despejado el lugar sólo supo tumbarse junto a su pequeño amiguito y ofrecerle unas últimas caricias.
¿Sería culpa suya?,  la rebeldía no había sido una de sus características, ¿pero era necesaria ante las circunstancias?
Tan solo quería ser feliz. 


Compañía sintigo

Pienso parar ahora mismo.
Sé que miento.
Puede ser culpa del infinito,
cuando lo intento,
y se acelera el ritmo
y las cosas que siento
se convierten en desperdicios.
Es todo un sí y un no,
al menos pienso...
Un día me dijo...
Rarezas contigo.
Sí a las normalidades, miento.
Lo mío no es indecisión,
es no saber lo que quiero,
ni uno ni otro, ¿qué si no?

Compañía he sentido,
pero ya nada veo.

Compañía sintigo.


viernes, 12 de octubre de 2012

Aquí y allí

Vuelvo a casa con el sentimiento de que ya no soy de aquí,  como si no fuera de ninguna parte, como si me situara en un punto intermedio entre allí y aquí.
Y veo recuerdos en todos los rincones, no sé por qué, son todos recuerdos desagradables, los agradables los recordé antes de irme y ya no son capaces de pasar por mi cabeza.
Es como si nunca me hubiera ido, aquí soy una persona y allí otra, aquí me dejé una vida rota, allí acabo de construir una nueva, aquí hay más soledad, allí es todo luz y color, aquí me estrellé sin corazones, allí todavía algo me aguardará.


sábado, 6 de octubre de 2012

   Y pasan los días, y el viento me sigue, se coloca frente a mí, y no me deja avanzar, así que no me queda otra que mirar hacia atrás, mis ganas de volver crecen exponencialmente, sin poder dar un paso más me retengo para no deslizarme hacia atrás, hacia lo que he dejado. Pero no soy fuerte.
Soy débil, soy sensible, tan solo me gusta la soledad en un rincón de paz que ahora mismo no puedo disfrutar, estoy demasiado lejos, lo echo de menos. Y pienso en si seré capaz de estar un día más, una semana más, un mes más, un año más. Tan sólo un año, redondo, extenso y poco flexible... aquí estoy, creo que no lista, pero aquí estoy, que venga lo que tenga que venir, que se ahogará en mis bajadas y se asfixiará en mis subidas.



   Il y a des choses qui me font un peu peur.

   El corazón se cristaliza, se hace añicos rompiéndose en miles de pedacitos en los que me puedo reflejar, y me reflejo como un fantasma de mí misma, una imagen tenue y borrosa. ¿Dónde estará esa tez lechosa, esa frialdad de porcelana, esos ojos de vidrio, ese pelo en caída libre?... ¿Dónde estará esa imagen, esa sonrisa, esa mirada perspicaz, esas mejillas pícaras?, ¿dónde estará el rubor en la cara, el color del cuerpo?, ¿Dónde estarán?, en el  mismo lugar que la sangre que desapareció de mis venas, y las lágrimas que me faltan en los ojos. En el mismo lugar en el que me perdí.



martes, 2 de octubre de 2012

No compares con mar, vainilla, humo, o chocolate

Yo no imito sombras, pero tampoco tengo sobra que me imite, digamos que soy luz en la oscuridad, y transparencia en la luz. No soy reflejo, no hay forma de representarme, mi perfil es grisáceo en los días nublados, y azulado en los días de cielo azul, soy como el agua del mar, dejo ver todo en mí pero nadie lo ve. Cuidado, yo no floto en el aire, ni me deformo como el humo, a pesar de disiparse como una idea frustrada, al menos      
                                                      él deja un rastro.


Vainilla para el cuerpo, fresa, canela y chocolate, cocina mi receta a fuego lento, es como mejor entenderme. No imito sombras, ni reflejos, ni sabores, ni olores (mucho menos ahumados) ni ninguna imagen publicitaria o de una chapa tirada en el asfalto, soy yo y nada más, entiéndeme y ayúdame a entenderte a ti. ¿Soy yo?, ¿sombra del viento?, ¿olor a brisa?, ¿sabor a nube?, ¿transparencia helada?. No. Soy yo igual que tú eres tú. Entiéndeme.





domingo, 30 de septiembre de 2012

Es en serio, lo que dicen mis labios no lo dice mi mente

Son tantas las veces que nos repetimos algo mil veces en voz alta para autoconvencernos, y otras dos mil veces nos lo dicen otras personas. Parece que basta con decir "tú puedes", "es duro pero se consigue". Hay un montón de personas que cumplen su sueño, el mismo sueño que tu retienes en tu interior, personas como tú o como yo que lo han conseguido, que se han esforzado, han sufrido, han pasado por todo lo que tu debes pasar ahora, y sin embargo que estén ahí sus resultados no nos convence. ¿Por qué tengo que tener tanto miedo?, lo confieso, estoy asustada, no nerviosa sino insegura.
Otras personas dicen que si has llegado hasta ahí puedes seguir dando más pasos aunque cada vez sean más largos. Todo es voluntad y esfuerzo, yo soy una simple hormiguita, no soy obrera, no hago nada por la sociedad, la sociedad hace por mí, soy una hormiguita en pañales. Díganme si es normal lo que me entristece, no ser capaz. Desde que he conseguido dar uno de los principales pasitos, es decir, desde que he conseguido aprender a andar, no han parado de felicitarme, tranquilizarme y darme coraje; ahora me siento egoísta, en peor posición están aquellos a los que los atosigan con "no lo conseguirás", "sois trescientas personas, tan sólo lo conseguiréis tres". Pues señores y señoras, señoritos y señoritas, y pequeños infantes, yo soy un ser ejemplar según los demás, por encima de otros muchos y por debajo de otros pocos; y ahora viene otra pregunta, ¿es raro que no crea a nadie?, se supone que quien mejor me conoce soy yo. Las expectativas acerca de mi capacidad para lograr mi objetivo están por los suelos, y encima una vez por semana las barro, espero que llegue pronto el momento de abrillantarlas.

Motivación sobra, lo que falta es seguridad.


jueves, 20 de septiembre de 2012

Mis dulces y alegres diamantes mandarines

Es difícil borrar a una persona, y más si no quieres, aunque te haga sufrir en exceso. Es indiscutible querer hacerlo con alguien que tan sólo te ha aportado sufrimiento en vida, pero para nada lo  es con alguien que ha permitido que seas quien eres en este momento.
Ahora que pienso en ellos, me recuerdan a aves que en toda su vida lograron la libertad soñada. Él tenía los pies en tierra y de ninguna manera quería despegarlos de ahí, rebotaba en la superficie, no caía, siempre estaba en pie, se conformaba, era feliz. Ella, una vez perdido todo lo que creía necesario para vivir, quería salir volando, cual triste pajarito, las noches de horrores aullaba terroríficamente como si miles de cuchillos la atravesaran, los días tranquilos esos auténticos gritos se reducían a suspiros, a un "ay" con aires de soledad, de dolor, pero aún con luz.
Este triste pajarito, casi cojo, con el pico tartamudeando y el plumaje ya algo descolorido, quería libertad, pero no libertad terrenal sino un tipo de libertad que ningún vivo conoce. Quería deshacerse de todas las preocupaciones, de todos sus dolores, de su corazón y de su cuerpo. Su cuerpo ya no era cuerpo, era una jaula de la que no podía salir, ya sin movilidad no veía un por qué para seguir intentándolo con nosotros. Jamás lo olvidaría como yo jamás los olvidaría a ellos, es posible que su ansia de vivir se escapara volando con ellos, además puede ser que atravesara nuestras almas dándonos fuerzas para seguir adelante y dotándonos de una mayor conciencia de lo que es la realidad a fin de cuentas, vida y muerte entrelazadas y sudorosas. Así que si soy yo como soy es gracias a que ellos fueron como fueron, mis tristes pajaritos, mis águilas fuertes y veloces alcones, mis un día dulces y alegres diamantes mandarines.

Como loco 1.

A veces tengo la sensación de haber perdido la cabeza, de que algunos de mis recuerdos son simples invenciones de mi mente o engaños de la propia realidad presente.
Puede que sea raro dudar de nuestra propia cordura, lo tengo claro, o eso creo, pero así soy yo.
Vivo con el miedo a que un día esté loco sin ser consciente y sea demasiado tiempo para volver atrás. Puede que sea por eso por lo que analizo hasta lo último que he hecho, pensado, o dicho. Puede que sea ese mi verdadero trastorno, puede que sea raro, pero así soy yo.
Desconfianza, desconfiar de todo lo que percibo y pienso, de mí mismo y de los demás, al menos de lo que me llega de los demás, ¿estaré realmente loco?
Callo para no equivocarme, escucho y no me concentro invéntandose mi mente lo escuchado, no totalmente, sino con alguna pequeñísima alteración. Será por no ser atento, por no escuchar y estar en la redonda luna, será eso.


jueves, 6 de septiembre de 2012

No necesitas llamar la atención, la atención llega sola

No necesitas llamar la atención, ella llega sola, como una brisa fresca por la mañana. Da igual con cuantos colores estridentes vistas tu cuerpo, ni cuantos gritos des en la calle ante el gentío; no importa el color de tus ojos ni de tu cabello, alisado o con rizos, no importa, no puedes ocultarte detrás de una máscara oscura para las pestañas, un pintalabios color sangre y un cuerpo castigado por las ganas de comer. Da igual los dibujos de tus medias ni cuantas banderas conquistes en tu habitación. Da igual, puesto que las mentiras serán siempre mentiras, y tarde o temprano todos se dan cuenta, incluso tú.
No me importa la música que escuches aún siendo canciones inaudibles o nanas para dormir, tampoco importa la jerga, puedes llamarme amorcito en cualquier momento, soltar  vulgaridades del diccionario o deslumbrarme con un rico vocabulario del siglo pasado. No me interesa el dinero, yo también intento salir adelante y no me oculto en risas nerviosas y alardes de riqueza. No me interesan tus buenas poses, tu cara de no romper un plato o tu cara de desgarra corazones en las fotografías.
Quiero que sepas que la envidia y los celos se comen el interior de las personas y que conquistar el cerebro de las personas que te odian puede que te haga famosa en este mundo, pero nunca te hará feliz.
Parece que tienes dos o puede que cientos de caras opuestas unas de otras. Hubo un tiempo en el que conocí un poco de la verdadera, pero pronto comenzó a mutar, como las caras de una moneda, o más bien como las diferentes perspectivas de la luna. Es como si jugaras con cinco dados y en cada jugada saliera un número diferente, te lo tatúas en la frente y borras el anterior, añoro el tiempo en el que tu rostro se mostraba limpio y claro.
Se supone que siendo ambas personas sinceras, sólo deberías interesarme tú y sólo tú ante todas las adversidades. No finjas delante de mí, que para ir al teatro siempre tengo tiempo y no pasa nada si los precios en los cines han subido. Si tan sólo era un espectador más, entonces no me mereces, si era algo más, creo que me has perdido ya; si no luchas por recuperarme a mí y a los demás, entonces es que no logras apreciarte a tí misma tampoco. Antes de todo tienes que recuperarte tú, tu antiguo ser.

Yo no digo nada malo, digo la verdad, aunque sea algo triste, pero es la que más feliz me hace, consigue que me haga cada vez más fuerte ante todo lo que me rodea. Ser así no te hará más fuerte ni más superviviente, se convertirá en tu propia adicción entre otras.

martes, 4 de septiembre de 2012

El crimen verde

El día se mostraba espléndido, puede que en exceso como para llegar a creértelo si te lo describo, o tal vez en una línea equívoca para los sucesos que allí ocurrían con frecuencia. No es por exagerar, pero sus robustos cuerpos se encontraban hacinados unos junto a otros como si se trataran de trastos arrumbados en un jardín mal cuidado o en un garaje abandonado; rodeados por una fina hierba cubierta de barro, cuerpos casi calcinados por los rayos del Sol, que cayeron como toneladas la mañana de este día. Yo me acercaba a ellos, casi con lágrimas en los ojos, tropezando con brazos y desplazándome por un camino de hojas todavía verdes y otras rojizas y oscuras. Mientras, pasaban por mi cabeza los distintos culpables de esa cruenta masacre, y sabía que yo podía estar entre ellos al igual que el resto de personas.
Sus brazos, retorcidos, creaban sombras fantasmagóricas en las últimas horas de la tarde, me marchaba aún con culpabilidad, sin haber escuchado ni una sola palabra de aquella excursión poco ociosa y alegre, daba cada paso con ganas de volver a darlos hacia atrás y de remendar el daño ya hecho. Pobre naturaleza, aquellos cuerpos tan fuertes y resistentes que un día se habían mostrado en pie escalando el cielo, y con sus brazos en alto y cortando el aire, sus raíces abrazando la tierra y retorciéndose de vida; aquellos árboles habían vivido una vida, puede que larga para mí, pero demasiado corta para la naturaleza, es a ella a quien más le duele la pérdida, pero yo la compadezco y la acompaño en el sentimiento.


domingo, 2 de septiembre de 2012

Hasta un día de nuestras vidas, wild world

Que todo tiene un final por el simple hecho de tener un principio, que las dudas me hartan y las quejas me pesan. Que yo existo y tú existes, confórmate con eso, mis palabras son palabras y nada más y lo más importante es lo que yo piense y lo que tú pienses, no hay nada más alrededor que cuestionarse.

Las mentiras no existen porque son mentiras, pero aún así mientes, y aún así la realidad te engaña. Tú, marioneta de pacotilla, repites lo que ella te dice, ella miente, tú mientes, como un títere grotesco vestido con sólo harapos engrasados. Ya es hora de sacar nuestras mejores galas y pasear por el camino de barro que rodea nuestro hogar, como un intento de demostrar que no hay miedo, o al menos que existen agallas.

Tan sólo existe la verdad, ¿qué cuál es la verdad?, se supone que debes saberla, se supone que viene contigo y con todas las personas ya de fábrica, sino entonces no habría cabida para la mentira.

No quiero te quieros sin fundamento, ni buenos días con recelo, ni besos con envidia, ni sonrisas con rencor, no me mires si no te importo, no me escuches sin tomarme en serio, no reprimas una carcajada por quedar bien ni tampoco rías cuando nada te hace gracia. No seas hipócrita, nunca es necesario, nunca. Tú no lo has hecho, pero sí has  mentido, en su mayoría a ti mismo, huelo las mentiras como estiércol a menos de un kilómetro, soy sincera.

No busques en los demás aquello de lo que no puedes presumir, no exijas, conoce y déjate llevar. Todos los lugares son fantásticos si tienen bellos recuerdos, los demás, da igual el paisaje, sólo lo son en apariencia. Equivócate, no temas, es así como debe ser, si fuéramos perfectas máquinas no necesitaríamos a nadie, pero yo a ti sí, y creo que tu a veces a mí también.


Yo me doy cuenta  de mis defectos aunque nunca los diga todos o los reconozca delante de alguien, pero siempre reflexiono sobre lo último que hice o dije, en serio, perdóname si alguna vez hice algún daño u ocasioné alguna molestia, perdóname por despedirme de esta manera. No te echo en cara nada, no me has defraudado, todos tus tropiezos están olvidados y espero que olvides tú los míos, ya sabes que alguien cuando tropieza se hace daño. Volveré, en serio, volveré, me he dejado contigo algo muy importante y creo que no daré muchos pasos sin eso, tu sabrás siempre donde estoy, ahora tan sólo espero que me eches de menos, que lo que adornabas con mentiras al menos fuera verdad en todos sus puntos. Échame de menos, soy sincera, yo ya te echo en falta. Hasta un día de nuestras vidas. No temas, yo no miento, hay un final pero no es ahora. No mientas más.
Es difícil sobrevivir con tan solo una sonrisa pero yo tengo algo más. Aunque vivamos en un mundo salvaje.






viernes, 31 de agosto de 2012

A su madre se la folló el diablo

A su madre se la folló el diablo.
¿Que de dónde me he sacado tal afirmación?, pues todo comenzó al observar sus orejas, aún siendo pequeñas, eran puntiagudas, casi en garfio o cual lince. Pero fuera de que yo llegara a ver alguna vez su verdadera imagen, ya me podría basar en su voz, aguda y estridente, y en la maldad que acumulaba en varios rincones de su mente y que poco a poco han pasado a constituir una mayoría entre sus distintos pensamientos y a ocupar casi toda la totalidad de su redonda cabecita. Otro hecho en el que basarme es la anécdota de su padre desaparecido aún sin haberle conocido, y además su poca necesidad de una figura paterna.

Cómo llegué a conocerla es algo simple en apariencia pero para mí resulta difícil de explicar cómo verdaderamente la conocí. Para cualquiera conocerla sería aquella vez que visité una gran librería en busca de un ejemplar que no quiero nombrar y resultó ser el mismo que ella buscaba; para explicarme mejor: ella y yo en una librería, y tan sólo un único ejemplar del mismo libro en ese establecimiento, obviamente la primera impresión no fue muy buena, y para colmo fue ella quien terminó comprando el libro, a pesar de que hoy ese mismo libro se encuentra en una de mis estanterías, pero eso es otra historia. Para mí la verdadera historia es cuando tres meses después coincidí con ella en una cafetería y a partir de entonces en el mismo lugar fui conociéndola. Con el pelo suelto resultaba atractiva, y no es que sus orejas me resultaran repulsivas, al contrario; bueno, pues eso, la primera vez fue extraña, aunque las siguientes veces ocultaban también algo especial, la vi, y no sé por qué mi corazón parecía golpear las costillas que lo rodean, así que me acerqué y la saludé, ella leía ese libro, el del día de la librería, se me ocurrió preguntarle si le gustaba, y contestó de forma extraña:
- Necesitaba leerlo.
Su respuesta chocó contra mi cara, yo finalmente conseguí leerlo, me lo prestaron y después lo devolví. Ella estaba terminando la última página. Yo permanecí callado y de repente me encontré con el libro en las manos.
- Tómalo, ya no lo necesito.
- Pero es tuyo, y no has terminado de leerlo, te falta la última página.
- No necesito leer la última página, quédatelo. Mi nombre es Ana.
- Mi nombre es Víctor, ya leí el libro y tú lo has pagado.
- Quédatelo, yo no lo pagué.
- Está bien, gracias.
Silencio, me miraba fijamente a los ojos, los suyos, castaños, si no fuera por su color hubiera pensado que eran un mar profundo en el que siempre flotaría. Decidí romper el silencio, algo incómodo para mí, y puede que reconfortante para ella.
- Bueno, ¿vienes mucho por aquí?
-A veces.
Más silencio, dirigió su mirada al suelo y luego de nuevo a mí, parecía dudar, y entonces se dirigió hacia la puerta, miró hacia atrás y se despidió con un seco adiós.

Desde entonces he sentido el impulso de acudir a aquella cafetería tras las clases, esperar a que llegara, eternizar mis segundos en horas, y unas veces volver a casa resignado y otras saludarla triunfal al pasar por la puerta, como ella dijo, a veces pasaba por allí, podían ser dos o tres días seguidos en una semana o pasar dos semanas sin que volviera. La segunda vez fue distinta, y la tercera y la cuarta comenzaban a parecerse pero siempre con sorpresas. Para mí fue como un espectro que me saludara tan alegremente y se sentara a mi lado nada más verme, y luego, charlar, charlar y charlar, conocernos, lo normal, intercambiar teléfonos, direcciones, anécdotas; a partir de ahí ya no hacía falta volver a la cafetería, nos veíamos en casa, en la calle, incluso una vez en el aeropuerto, yo no volaba, y ella tampoco, tan sólo decidimos ser diferentes.
Lo que menos entiendo de todo es lo que ve ella en mí, y lo que veo yo en ella, somos dos polos opuestos que se atraen, unas veces yo el agua y ella la raíz que absorbe, y otras veces al contrario. Unas veces yo martilleo clavos en su corazón, y otras veces al contrario. Nos peleamos, discutimos, pero finalmente reímos y nos atraemos el uno hacia el otro, juntos parece a veces que vivimos unidos en un agónico avispero. Ella endiablada, yo endemoniado, y al "carajo" con los demás.


jueves, 30 de agosto de 2012

Oscuro como un sueño

Un rayo rasga en dos el cielo,
el trueno rompe el silencio,
le sigue otro con celos
sólo de ser el primero.

Oscuro como un sueño.

Kurt Cobain, "Diarios"
Dos mitades se separan,
y su testigo es el mar,
aún siendo hermanas,
sus recuerdos olvidarán.

El cielo surge de ellas,
se abrazan y se enredan,
puesto que sus venas,
misma sangre las riega.

El rayo cae rápido,
Dos mitades oscuras, un solo cielo, una sola luz.
su luz hacia el infinito,
resuena en mis ojos como grito,
y ciega mis ojos siendo ruido.

Son miles de fotrografías,
de luz y de oscuridad,
como gotas sucedidas,
con reflejos caen deprisa.

El cielo surge de ellas,
se abrazan y se enredan,
puesto que sus venas,
misma sangre las riega.

Dos mitades, un solo cielo,
una unión de caramelo,
un rayo fino, estrecho,
cual eléctrico cabello.

Oscuro como un sueño.

Oscuro como mi reflejo.

Oscuro cuando te espero.


domingo, 26 de agosto de 2012

No es sólo una sombra, ni una piedra, ni un mísere arbusto, aquello que te ronda, no es material, no es imaginario, es real, está en ti, y está en todo.
¡Joder!, ¿Por qué lo ignoras?, ¿Por qué me ignoras?, ¿te parece divertido?, o más bien... no te parece nada divertido. Ya sabes, eso, lo que un día se dijo y no se paró de repetir, lo que resonó como música en el aire y que ahora chirría como un ruido sucio  que contamina la atmósfera. No podrás seguir así sin intentarlo, sin afrontar, sin mirarme a la cara, porque tú y sólo tú eres el culpable. Tú confiaste, ahora paga.

miércoles, 22 de agosto de 2012

La confianza no da asco

"La confianza no da asco, la dan las personas", se lo escuché a alguien y me hizo reflexionar, puede que lo haya leído antes y no se me ha quedado, pero esta vez hizo girar algún resorte en mi cabeza. Y es cierto, es algo que me cuesta dar pero que de la misma forma es muy fácil de quitar. Puede que a veces sea triste porque en el mayor de los casos cuando nos sentimos preparados para dejar toda nuestra confianza en alguien pensamos que siempre será fiel, que nunca nos traicionará o nos decepcionará, que estará ahí en lo malo y en lo bueno, que siempre habrá perdón tanto de nuestra parte como de la suya; pero no pensamos que en algún momento es posible que todo termine, es posible que sea confianza con fecha de caducidad, y que la persona a la que se la diste no se haya tomado la molestia de conservarla en un lugar fresco y seco. Entonces decimos, "¡Joder!", ¡joder con la vida!, ¡joder con la gente!, y nos preguntamos si vale la pena confiar, y creo que claro que vale  la pena, siempre podemos olvidar un poco lo desagradable de nuestros fracasos al elegir a las personas.

Hay todas las tiritas que quieras para curar tus heridas y tapar todas tus grietas,
tanto externas como interiores.

NO soy fuerte

Yo no soy fuerte, tengo también lágrimas, lo que pasa es que no las véis. Sufro como vosotros,
incluso más, y tengo también fantasmas que me corroen el interior.
Tengo molidos los hombros y el cuello inmovilizado,
es de cargar con todo el peso de los monstruos del pasado.
Doy pasos de ciego, tropiezo en el asfalto,
son los obstáculos que el futuro me tiene preparados.
Mis pulmones son como los de un fumador de muchos años,
no por el tabaco, sino por respirar este aire tanto.
Y el cabello, como hoja caduca, pero renace aún con miedo
a lo que le prepare el tiempo.
Es mi descripción una agonía,
pero que no se note cada día,
que tiembla el cuerpo sin razón.



Amaría quiere decirle

Amaría quiere decirle,
a ella, ¡qué no se olvide!,
pero a su lado espere,
aunque las nubes lloren,
aunque el cielo pese.

Amaría le gusta, él dice,
a ella, querría no le apetece,
aún llegó en charcas hirientes,
su blusa blanca transparente,
y la piel resplandeciente.

Amaría no le pesa, él cree,
a ella, ni es el empiece,
ya con hombros para posarse,
ya sea Sol que alumbrase,
o el aire que respirase.

Amaría nunca diría, así fue,
a ella no trajo dudas el aire,
ya tuviera oro que reflejase,
día dulce y agradable,
o el amor de un viaje.

Al alba, a la oscuridad y al miedo





Ya no quedaba nada más,
me roía el alma,
me estrangulaba sin piedad.

Magulladas mis manos,
le pedían libertad,
al espanto sin edad.

Arrodillada al alba,
lamentaba sin cesar:
¿por qué yo?, ¿por qué ya?

Temprano mis ojos veían
renacer de la antigüedad,
los monstruos de la humanidad.

Y ahora encarnizado mi cuerpo,
ruego a la oscuridad
mis recuerdos devorar,
enterrar a profundidad,
las noches sin tranquilidad,
el miedo y las ganas de amar.

Mil lunares recorriera

Mi vida en tierra
te daba si tú hubieras
burlado aquellas fronteras,
esas que te alejan y te ciegan.

Mil lunares recorriera,
como un camino de estrellas,
con el cerebro a la izquierda,
con el corazón en la cabeza.

De tu cuerpo con cerezas,
saborear amor quisiera.
De tu pelo al Sol y en centellas
tocaría oro y plata la vida entera.

Mi alma ya muerta te daba si supieras
como se abre sin llave la puerta
y como las fronteras se atraviesan.

Mil lunares recorriera,
como un camino de estrellas,
con el cerebro a la izquierda,
con el corazón en la cabeza.

De tu piel de almendras,
saborear pasión quisiera.
De tus ojos mar turquesa,
saciar mi sed la vida entera.

Y ahora sin miedo llegas,
aún tarde bienvenido seas,
y ahora sin  pudor despiertas,
lo que fue necesidad a ciegas.

Mil lunares recorriera,
como un camino de estrellas,
con el cerebro a la izquierda,
con el corazón en la cabeza.

El dolor al mar se mezcla,
con felicidad en mareas,
porque un día sin fronteras,
en tu corazón clavé mil banderas.

Una vez que ya no vieras,
más mitad verdadera,
no habría aire fuera
que por respirar te diera.

De verdad (susurrando) 
sí hay sueños sin párpados cerrados.

La noche oscura y la vida cruda

La noche se presentaba fría y oscura,
y tú creías que el tiempo todo lo cura,
que llegaríamos a fruta madura,
pero sólo era noche de amargura.
Ya no existe vida futura,
ni presente, ni fortuna,
yace allí lejano entre la espesura,
lo que fue amor sin ataduras.
Ahora queda la vida cruda,
la vida presa de la tortura,
andar  llevados por la locura,
y tropezar cogidos de la cintura.

Necios

Necios somos, nos quedamos parados mirando fijamente el horizonte en busca de respuestas. El propio mundo se ríe de nosotros, de nuestras dudas, de nuestra forma de conformarnos, y lo más irónico es que no nos damos cuenta de que nosotros mismos constituimos el mundo.
Tranquilos, la muerte existe, hasta ahí podemos saber.
Tranquilos, el amor y las penas existen, hasta ahí podemos saber.
Luego la pregunta es: ¿hay algo más?, ¿algo que nos observa y se ríe de nosotros?, ¿algo que nos usa como simples marionetas?, ¿o como pañuelos de usar y tirar?
¡Es vivir nuestra respuesta!, ¡vivir y no pensar en nada más!, vivir es fácil, ya que respirar lo es, convivir no tanto y salir adelante tampoco, pero más vale dejar los fantasmas para después vivir en carne y hueso con nuestros sufrimientos y nuestras enfermedades.
Unos nos conformamos al convencernos de que no existe nada más de lo que vemos y de nuestra ciencia... Otros se conforman tranquilos y felices pensando en algo que los aguarda y los protege.
Pero da igual lo que pensemos, vivos estamos y más que eso no hay nada más. Da igual lo que creamos o no creamos, ¡somos necios, somos humanos!, y cuando estemos muertos, muertos estaremos.

Busco tiritas, y nuevas llagas

Busco tiritas, y nuevas llagas, y puede que  nuevas provisiones en el caso de que algo demasiado insoportable llegue.
Tal vez sólo quiero tiritas alegres, puede que de las infantiles, aquellas que son transparentes y con dibujitos. Tal vez quiero que el tiempo pase, pero hacia atrás, para quitarle la seriedad al mundo, a cualquier dura realidad a la que tenga que enfrentarme. Tal vez quiera tirar confeti por cada una de las veces que he tropezado y por cada una de las heridas que me han dejado lentas cicatrices. Un poco de alcohol que desinfecte y zumo de piña que refresque, todo por la piel transparente.
Por último busco finas vendas que actúen como una nueva piel contra escapes de angustia, con suerte no volverá a sangrar.

¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.