La noche se presentaba fría y oscura,
y tú creías que el tiempo todo lo cura,
que llegaríamos a fruta madura,
pero sólo era noche de amargura.
Ya no existe vida futura,
ni presente, ni fortuna,
yace allí lejano entre la espesura,
lo que fue amor sin ataduras.
Ahora queda la vida cruda,
la vida presa de la tortura,
andar llevados por la locura,
y tropezar cogidos de la cintura.
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