martes, 2 de octubre de 2012

No compares con mar, vainilla, humo, o chocolate

Yo no imito sombras, pero tampoco tengo sobra que me imite, digamos que soy luz en la oscuridad, y transparencia en la luz. No soy reflejo, no hay forma de representarme, mi perfil es grisáceo en los días nublados, y azulado en los días de cielo azul, soy como el agua del mar, dejo ver todo en mí pero nadie lo ve. Cuidado, yo no floto en el aire, ni me deformo como el humo, a pesar de disiparse como una idea frustrada, al menos      
                                                      él deja un rastro.


Vainilla para el cuerpo, fresa, canela y chocolate, cocina mi receta a fuego lento, es como mejor entenderme. No imito sombras, ni reflejos, ni sabores, ni olores (mucho menos ahumados) ni ninguna imagen publicitaria o de una chapa tirada en el asfalto, soy yo y nada más, entiéndeme y ayúdame a entenderte a ti. ¿Soy yo?, ¿sombra del viento?, ¿olor a brisa?, ¿sabor a nube?, ¿transparencia helada?. No. Soy yo igual que tú eres tú. Entiéndeme.





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¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.