miércoles, 26 de diciembre de 2012

Una lágrima es un placer, mil son dolorosas

Al borde de la locura, el llanto era interminable, cada lágrima la hacía más demente, la ayudaba a dar un paso más para caer en un vacío terrible. Sin embargo por alguna razón dejaron de salir nuevas lágrimas,  su reserva de lágrimas estaba en números rojos, se habían precipitado las últimas ya a través de sus ojos.
¿Cuando volverían?, no lo sabía, tenía la sensación de haberse hecho dependiente. Cualquier tipo de problema era ya solucionado con unas cuantas,  estaba llegando demasiado lejos.

Ahora, no quedan, tan solo las suficientes para humedecer algo sus ojos, pero apenas para desbordar y precipitarse. La última vez, aquella en la que llegó al agotamiento, fue la peor de todas, era un problema que ni ella misma entendía el por qué era un problema.
Ahora aquí, sintiendo que le falta algo, como al drogadicto su droga, como al enamorado el amor, como al músico el oído, como al arcoiris el color. Pero entonces, ¿qué es exactamente ella?, ¿qué es exactamente lo que le falta?, no podía ser que lo que le faltaran fueran las lágrimas, ellas eran meras sustituyentes angustiosas.

Pueden haber pasado meses, ella lo intenta, pero a la vez lo rehuye, rehuye la sensación de querer llorar. Sin embargo es a veces una tentación, intenta descargar toda su frustración, toda su pena, las injusticias del mundo, las faltas y hasta las sobras. Tan sólo necesita la sensación de haberse desahogado, y no puede, todo se va acumulando, y ella es incapaz de echar una sola lágrima, ¿qué le está pasando? Quiere y no puede, lo intenta y se retuerce intentado exprimir sus ojos. Sigue sintiendo, eso lo sabe, intensamente, como siempre, incluso más; entonces, ¿qué es lo que ocurre?

Y es que sus últimas lágrimas se le aparecieron como interminables, dolorosas, hasta el punto de notar que en cualquier momento se tintarían de rojo. Con cada una, una punzada de dolor en aumento, tanto, tanto, y tanto, que el cuerpo rehuye todo lo que cree que puede llevar a esa situación. No es cobardía, sino arrepentimiento, el cuerpo no quiere volver a ser castigado con sufrimiento; no sabe que  a veces es agradable descargarlo poco a poco, y que si sigue acumulándose en algún momento tendrá que salir, y lo hará de repente y sin avisar, arrasando todo a su paso. Y mientras se acumula, lo hace cual sustancia tóxica, destruyendo en el interior, destruyendo.

Puede que otra solución sea aprender a sonreír cuando se quiere llorar, sustituir la descarga de lágrimas, con la descarga de sonrisas y de carcajadas, aunque a veces es difícil.


1 comentario:

  1. Me gustó mucho, la entrada es distinta a las de los demás blogs. Me gustó tu forma de expresarte y cómo has dividido la entrada en tres partes diferentes, cómo en una historia: nudo, planteamiento y desenlace.

    Bss

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¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.