viernes, 31 de agosto de 2012

A su madre se la folló el diablo

A su madre se la folló el diablo.
¿Que de dónde me he sacado tal afirmación?, pues todo comenzó al observar sus orejas, aún siendo pequeñas, eran puntiagudas, casi en garfio o cual lince. Pero fuera de que yo llegara a ver alguna vez su verdadera imagen, ya me podría basar en su voz, aguda y estridente, y en la maldad que acumulaba en varios rincones de su mente y que poco a poco han pasado a constituir una mayoría entre sus distintos pensamientos y a ocupar casi toda la totalidad de su redonda cabecita. Otro hecho en el que basarme es la anécdota de su padre desaparecido aún sin haberle conocido, y además su poca necesidad de una figura paterna.

Cómo llegué a conocerla es algo simple en apariencia pero para mí resulta difícil de explicar cómo verdaderamente la conocí. Para cualquiera conocerla sería aquella vez que visité una gran librería en busca de un ejemplar que no quiero nombrar y resultó ser el mismo que ella buscaba; para explicarme mejor: ella y yo en una librería, y tan sólo un único ejemplar del mismo libro en ese establecimiento, obviamente la primera impresión no fue muy buena, y para colmo fue ella quien terminó comprando el libro, a pesar de que hoy ese mismo libro se encuentra en una de mis estanterías, pero eso es otra historia. Para mí la verdadera historia es cuando tres meses después coincidí con ella en una cafetería y a partir de entonces en el mismo lugar fui conociéndola. Con el pelo suelto resultaba atractiva, y no es que sus orejas me resultaran repulsivas, al contrario; bueno, pues eso, la primera vez fue extraña, aunque las siguientes veces ocultaban también algo especial, la vi, y no sé por qué mi corazón parecía golpear las costillas que lo rodean, así que me acerqué y la saludé, ella leía ese libro, el del día de la librería, se me ocurrió preguntarle si le gustaba, y contestó de forma extraña:
- Necesitaba leerlo.
Su respuesta chocó contra mi cara, yo finalmente conseguí leerlo, me lo prestaron y después lo devolví. Ella estaba terminando la última página. Yo permanecí callado y de repente me encontré con el libro en las manos.
- Tómalo, ya no lo necesito.
- Pero es tuyo, y no has terminado de leerlo, te falta la última página.
- No necesito leer la última página, quédatelo. Mi nombre es Ana.
- Mi nombre es Víctor, ya leí el libro y tú lo has pagado.
- Quédatelo, yo no lo pagué.
- Está bien, gracias.
Silencio, me miraba fijamente a los ojos, los suyos, castaños, si no fuera por su color hubiera pensado que eran un mar profundo en el que siempre flotaría. Decidí romper el silencio, algo incómodo para mí, y puede que reconfortante para ella.
- Bueno, ¿vienes mucho por aquí?
-A veces.
Más silencio, dirigió su mirada al suelo y luego de nuevo a mí, parecía dudar, y entonces se dirigió hacia la puerta, miró hacia atrás y se despidió con un seco adiós.

Desde entonces he sentido el impulso de acudir a aquella cafetería tras las clases, esperar a que llegara, eternizar mis segundos en horas, y unas veces volver a casa resignado y otras saludarla triunfal al pasar por la puerta, como ella dijo, a veces pasaba por allí, podían ser dos o tres días seguidos en una semana o pasar dos semanas sin que volviera. La segunda vez fue distinta, y la tercera y la cuarta comenzaban a parecerse pero siempre con sorpresas. Para mí fue como un espectro que me saludara tan alegremente y se sentara a mi lado nada más verme, y luego, charlar, charlar y charlar, conocernos, lo normal, intercambiar teléfonos, direcciones, anécdotas; a partir de ahí ya no hacía falta volver a la cafetería, nos veíamos en casa, en la calle, incluso una vez en el aeropuerto, yo no volaba, y ella tampoco, tan sólo decidimos ser diferentes.
Lo que menos entiendo de todo es lo que ve ella en mí, y lo que veo yo en ella, somos dos polos opuestos que se atraen, unas veces yo el agua y ella la raíz que absorbe, y otras veces al contrario. Unas veces yo martilleo clavos en su corazón, y otras veces al contrario. Nos peleamos, discutimos, pero finalmente reímos y nos atraemos el uno hacia el otro, juntos parece a veces que vivimos unidos en un agónico avispero. Ella endiablada, yo endemoniado, y al "carajo" con los demás.


jueves, 30 de agosto de 2012

Oscuro como un sueño

Un rayo rasga en dos el cielo,
el trueno rompe el silencio,
le sigue otro con celos
sólo de ser el primero.

Oscuro como un sueño.

Kurt Cobain, "Diarios"
Dos mitades se separan,
y su testigo es el mar,
aún siendo hermanas,
sus recuerdos olvidarán.

El cielo surge de ellas,
se abrazan y se enredan,
puesto que sus venas,
misma sangre las riega.

El rayo cae rápido,
Dos mitades oscuras, un solo cielo, una sola luz.
su luz hacia el infinito,
resuena en mis ojos como grito,
y ciega mis ojos siendo ruido.

Son miles de fotrografías,
de luz y de oscuridad,
como gotas sucedidas,
con reflejos caen deprisa.

El cielo surge de ellas,
se abrazan y se enredan,
puesto que sus venas,
misma sangre las riega.

Dos mitades, un solo cielo,
una unión de caramelo,
un rayo fino, estrecho,
cual eléctrico cabello.

Oscuro como un sueño.

Oscuro como mi reflejo.

Oscuro cuando te espero.


domingo, 26 de agosto de 2012

No es sólo una sombra, ni una piedra, ni un mísere arbusto, aquello que te ronda, no es material, no es imaginario, es real, está en ti, y está en todo.
¡Joder!, ¿Por qué lo ignoras?, ¿Por qué me ignoras?, ¿te parece divertido?, o más bien... no te parece nada divertido. Ya sabes, eso, lo que un día se dijo y no se paró de repetir, lo que resonó como música en el aire y que ahora chirría como un ruido sucio  que contamina la atmósfera. No podrás seguir así sin intentarlo, sin afrontar, sin mirarme a la cara, porque tú y sólo tú eres el culpable. Tú confiaste, ahora paga.

miércoles, 22 de agosto de 2012

La confianza no da asco

"La confianza no da asco, la dan las personas", se lo escuché a alguien y me hizo reflexionar, puede que lo haya leído antes y no se me ha quedado, pero esta vez hizo girar algún resorte en mi cabeza. Y es cierto, es algo que me cuesta dar pero que de la misma forma es muy fácil de quitar. Puede que a veces sea triste porque en el mayor de los casos cuando nos sentimos preparados para dejar toda nuestra confianza en alguien pensamos que siempre será fiel, que nunca nos traicionará o nos decepcionará, que estará ahí en lo malo y en lo bueno, que siempre habrá perdón tanto de nuestra parte como de la suya; pero no pensamos que en algún momento es posible que todo termine, es posible que sea confianza con fecha de caducidad, y que la persona a la que se la diste no se haya tomado la molestia de conservarla en un lugar fresco y seco. Entonces decimos, "¡Joder!", ¡joder con la vida!, ¡joder con la gente!, y nos preguntamos si vale la pena confiar, y creo que claro que vale  la pena, siempre podemos olvidar un poco lo desagradable de nuestros fracasos al elegir a las personas.

Hay todas las tiritas que quieras para curar tus heridas y tapar todas tus grietas,
tanto externas como interiores.

NO soy fuerte

Yo no soy fuerte, tengo también lágrimas, lo que pasa es que no las véis. Sufro como vosotros,
incluso más, y tengo también fantasmas que me corroen el interior.
Tengo molidos los hombros y el cuello inmovilizado,
es de cargar con todo el peso de los monstruos del pasado.
Doy pasos de ciego, tropiezo en el asfalto,
son los obstáculos que el futuro me tiene preparados.
Mis pulmones son como los de un fumador de muchos años,
no por el tabaco, sino por respirar este aire tanto.
Y el cabello, como hoja caduca, pero renace aún con miedo
a lo que le prepare el tiempo.
Es mi descripción una agonía,
pero que no se note cada día,
que tiembla el cuerpo sin razón.



Amaría quiere decirle

Amaría quiere decirle,
a ella, ¡qué no se olvide!,
pero a su lado espere,
aunque las nubes lloren,
aunque el cielo pese.

Amaría le gusta, él dice,
a ella, querría no le apetece,
aún llegó en charcas hirientes,
su blusa blanca transparente,
y la piel resplandeciente.

Amaría no le pesa, él cree,
a ella, ni es el empiece,
ya con hombros para posarse,
ya sea Sol que alumbrase,
o el aire que respirase.

Amaría nunca diría, así fue,
a ella no trajo dudas el aire,
ya tuviera oro que reflejase,
día dulce y agradable,
o el amor de un viaje.

Al alba, a la oscuridad y al miedo





Ya no quedaba nada más,
me roía el alma,
me estrangulaba sin piedad.

Magulladas mis manos,
le pedían libertad,
al espanto sin edad.

Arrodillada al alba,
lamentaba sin cesar:
¿por qué yo?, ¿por qué ya?

Temprano mis ojos veían
renacer de la antigüedad,
los monstruos de la humanidad.

Y ahora encarnizado mi cuerpo,
ruego a la oscuridad
mis recuerdos devorar,
enterrar a profundidad,
las noches sin tranquilidad,
el miedo y las ganas de amar.

Mil lunares recorriera

Mi vida en tierra
te daba si tú hubieras
burlado aquellas fronteras,
esas que te alejan y te ciegan.

Mil lunares recorriera,
como un camino de estrellas,
con el cerebro a la izquierda,
con el corazón en la cabeza.

De tu cuerpo con cerezas,
saborear amor quisiera.
De tu pelo al Sol y en centellas
tocaría oro y plata la vida entera.

Mi alma ya muerta te daba si supieras
como se abre sin llave la puerta
y como las fronteras se atraviesan.

Mil lunares recorriera,
como un camino de estrellas,
con el cerebro a la izquierda,
con el corazón en la cabeza.

De tu piel de almendras,
saborear pasión quisiera.
De tus ojos mar turquesa,
saciar mi sed la vida entera.

Y ahora sin miedo llegas,
aún tarde bienvenido seas,
y ahora sin  pudor despiertas,
lo que fue necesidad a ciegas.

Mil lunares recorriera,
como un camino de estrellas,
con el cerebro a la izquierda,
con el corazón en la cabeza.

El dolor al mar se mezcla,
con felicidad en mareas,
porque un día sin fronteras,
en tu corazón clavé mil banderas.

Una vez que ya no vieras,
más mitad verdadera,
no habría aire fuera
que por respirar te diera.

De verdad (susurrando) 
sí hay sueños sin párpados cerrados.

La noche oscura y la vida cruda

La noche se presentaba fría y oscura,
y tú creías que el tiempo todo lo cura,
que llegaríamos a fruta madura,
pero sólo era noche de amargura.
Ya no existe vida futura,
ni presente, ni fortuna,
yace allí lejano entre la espesura,
lo que fue amor sin ataduras.
Ahora queda la vida cruda,
la vida presa de la tortura,
andar  llevados por la locura,
y tropezar cogidos de la cintura.

Necios

Necios somos, nos quedamos parados mirando fijamente el horizonte en busca de respuestas. El propio mundo se ríe de nosotros, de nuestras dudas, de nuestra forma de conformarnos, y lo más irónico es que no nos damos cuenta de que nosotros mismos constituimos el mundo.
Tranquilos, la muerte existe, hasta ahí podemos saber.
Tranquilos, el amor y las penas existen, hasta ahí podemos saber.
Luego la pregunta es: ¿hay algo más?, ¿algo que nos observa y se ríe de nosotros?, ¿algo que nos usa como simples marionetas?, ¿o como pañuelos de usar y tirar?
¡Es vivir nuestra respuesta!, ¡vivir y no pensar en nada más!, vivir es fácil, ya que respirar lo es, convivir no tanto y salir adelante tampoco, pero más vale dejar los fantasmas para después vivir en carne y hueso con nuestros sufrimientos y nuestras enfermedades.
Unos nos conformamos al convencernos de que no existe nada más de lo que vemos y de nuestra ciencia... Otros se conforman tranquilos y felices pensando en algo que los aguarda y los protege.
Pero da igual lo que pensemos, vivos estamos y más que eso no hay nada más. Da igual lo que creamos o no creamos, ¡somos necios, somos humanos!, y cuando estemos muertos, muertos estaremos.

Busco tiritas, y nuevas llagas

Busco tiritas, y nuevas llagas, y puede que  nuevas provisiones en el caso de que algo demasiado insoportable llegue.
Tal vez sólo quiero tiritas alegres, puede que de las infantiles, aquellas que son transparentes y con dibujitos. Tal vez quiero que el tiempo pase, pero hacia atrás, para quitarle la seriedad al mundo, a cualquier dura realidad a la que tenga que enfrentarme. Tal vez quiera tirar confeti por cada una de las veces que he tropezado y por cada una de las heridas que me han dejado lentas cicatrices. Un poco de alcohol que desinfecte y zumo de piña que refresque, todo por la piel transparente.
Por último busco finas vendas que actúen como una nueva piel contra escapes de angustia, con suerte no volverá a sangrar.

O me golpea la cabeza o la barriga, pero no es nada fuerte, no como antes, no es tan irreal como antes. Puede que sea menos posible. No lo sé, tan solo pienso en si de verdad hay algo ahí tan especial para mí como para llegar a tener una plaga de fieras langostas entre tripas. Aún es pronto, y ahora mi único pesar es que pronto acabará sin tan siquiera darme tiempo a empezar.
 Si así tiene que ser, que sea, es porque debe ser, y no me siento fuerte para interponerme al tiempo y al destino. Se irán y otras vendrán.


sábado, 18 de agosto de 2012

"Los monstruos son reales, y los fantasmas también; habitan en nuestro interior, y a veces ellos ganan" Stephen King


"Hay cosas por las que merece la pena vivir, por desgracia existen personas que creen que hay cosas por las que merece la pena matar".


Doña cita con doña existencia (Loca Huracán 2)

Miércoles 13, cita
1
Hoy toca otra vez cita con Don Sebas y es la primera vez después de cuatro meses que salgo con un chico, pero la verdad es que le vi algo especial, es por ello que le invité. Tal vez fuera la situación de película, chica se desmaya y chico salva a chica al caer en el asfalto; pero si algo sé es que no le he propuesto salir debido a un sentimiento de gratitud, aunque sea eso lo que él cree. Antes de todo tengo que visitar a Sebitas y de paso informarle de esto, a ver que consejos me presenta el señor.
2
En casa todo últimamente me parece aburrido, incluso las rayas negras del pelaje de mi gatita, Sibarita lleva unos días con mal de amores y muchos nervios. Por la calle todo el mundo se queda mirándome al pasar, supongo que la culpa es de las medias de distintos estampados, o puede que sea la forma de mover las caderas mientras ando, creo que me pasé con las películas de Marilyn Monroe anoche. La verdad es que no me apetece ver a Sebitas, pero no me queda otra, lo único que me atrae de su consulta es la puerta de color azul y los póster sobre los traumas en el sexo, si no fuera por su edad y lo poco que me atrae ese bigote creo que me lo hubiera follado en el diván de su consulta. Y no asisto a estas citas por ser ninfómana o algo relacionado, es cierto que pienso que el sexo acompaña siempre al saber vivir pero no hasta el extremo de padecer un trastorno.


Justo cuando creo que he llegado me encuentro con el chico especial de ayer, y para mi sorpresa sale de la casa de Don Sebas. En un primer momento siento el impulso de esconderme tras una farola, pero recapacito por el simple hecho de que las farolas son demasiado estrechas para taparme completamente, así que me dirijo a saludarle.
- ¡Hola!, ¿qué tal?, ¿no se te habrá olvidado lo de esta noche?
- Hola, otra vez nos vemos, estoy genial y no se me ha olvidado para nada. ¿Y tú?, ¿estás mejor?
- Sí, muchas gracias otra vez y hasta esta noche.
- Hasta esta noche.
Nos despedimos con dos besos. Hay algo que me desconcierta, estoy nerviosa y no sé por qué. Decido seguir caminando hasta que creo que ha salido ya de esta calle, prefiero que no sepa que voy  a la consulta de Don Sebas.
3
- ¡Buenas Don Sebas!, por fin he llegado, siento el retraso.-Lo digo con una sonrisa de oreja a oreja-
- Se te ve muy feliz hoy niña, ¿a qué se debe este humor?
- Bueno, de eso mismo quería hablar contigo hoy, he conocido a alguien y he quedado esta noche... y por cierto, ¿ese chico tan guapo que ha salido hace un rato de tu consulta era un paciente?
- ¡Qué va!, es mi hijo menor, hace unos cinco años que terminó medicina. Y bueno, ¿cuál es tu nueva adquisición?
- mmm... no me gusta que lo llames adquisición, fui yo quien lo invitó, tenía algo especial, y me ayudó ayer cuando me desmayé en plena calle.
- ¿Te desmayastes?, ¿está bien mi periodista favorita?
- Pues claro, lo que pasa es que tengo a tensión baja y me pasa algunas veces, no es el primer chico que invito con la excusa de que me ha salvado, pero este no ha sido por eso, este tenía algo que me ha gustado, ya sabes que ahora mismo no quiero ninguna relación pero es que no he podido resistirlo.
-Bueno, ahora lo que debes preguntarte de verdad es si estás dispuesta a iniciar una relación con ese chico o tan sólo quieres un lío de unas semanas para pasar el rato.
- Cuando dices lo de pasar el rato, ¿te refieres a echar un polvo?
- Puedes interpretarlo como te dé la gana, pero debes tener en cuenta los sentimientos del otro, si esa persona busca una relación seria no puedes jugar con ella a lo que te plazca, es algo de lo que hemos hablado muchas veces. Puedes intentarlo y probar a ver que tal va con esa persona, pero no puedes dejarlo tirado o huir sin decir nada. Prohibido totalmente desaparecer del mapa sin explicaciones.
- De acuerdo, te lo prometo.
- A mi no debes prometérmelo, prométetelo a tí misma, eres la única a la que defraudas además de a los otros protagonistas de tus relaciones.
- Lo sé, por dentro creo que estoy preparada para intentarlo, pero por fuera me siento como siempre, lista para salir corriendo al menor temblor de tierra.
- Pues ponle frenos a las zapatillas o ata los cordones unos con otros para tropezar al primer intento.
- De acuerdo, el problema es que soy más de zapato de tacón.
- Me has entendido muy bien y lo sabes.
- Está bien, bueno ya es la hora y tengo prisa, muchas gracias por hacerme hoy hueco, tengo las ideas más claras. ¿Hasta la semana que viene!
- Se supone que eso debería decirlo yo y no tú, me alegro que haya servido para algo la charla, adiós y suerte con la cita.
- ¡Adiós!- Y desaparezco por la puerta, Sebitas se queda sentado y pensando y yo me doy prisa para arreglarme y terminar el último artículo antes de que se haga la hora.
- Me gustaría saber quien es el chico especial de esta noche, esta chica es increíble, lástima de él caer en las garras de una rompecorazones como ella. Y lástima también de ella, podría ser aún más feliz de lo que es.


sábado, 4 de agosto de 2012

Loca Huracán 1

A veces te paras a reflexionar en si son palabras cada una de aquellas que pronuncian tus labios, o si son palabras usadas, pringosas, sudadas, como billetes hartos de ir de mano en mano. Estos pensamientos u otros similares paraban en mi mente ocasionalmente, y yo los recibía siempre com entusiasmo, digamos  que les ayudaba a hallar un respuesta práctica. Es curioso, pero es algo que me divierte. Pero bueno, como siempre, esta introducción no viene al caso concretamente, yo quería referirme a él, a eso nuestro.
 "¡Lárgate!" decía enfurecido cada vez que llenaba en exceso su mente de pensamientos que no venían a cuento con la situación; "¡Loco!, ¡loco me tienes!", era entonces cuando aprovechaba, de forma que casi parecía una violación pero con la aprobación de la víctima y la ausencia de dolor o pánico, "lo siento, ya sabes que la locura es mutua", mi frase favorita, saltaba sobre él, y el resto es fácil de imaginar. 
Otras veces era más directo, era un "¡Lárgate o bésame!, pero no te quedes ahí parada diciendo estupideces confitadas", sí, así es, confitadas, o rebozadas en miel, o incluso fritas en aceite viejo, (él tampoco se quedaba atrás en cuanto a rarezas verbales, pero sabía que me encantaba); solía obedecerle, normalmente me iba, dejándole en su agujero pasional, no consentía que nadie me dijera lo que debía hacer, y mucho menos que intentara bloquear mis reflexiones; unas pocas veces me acercaba silenciosamente, tanto que a veces quedaba entre una pared y yo, imposible de escapar, y el resto es fácil de imaginar.
Digamos que él estaba hecho para mí, pero el problema era que yo no estoy hecha para nadie. Aunque eso "nuestro", como le llamábamos, duró bastante tiempo, pero simplemente duró, hasta que llegó su final. Es difícil explicar como ese algo nuestro tan encantador pudo tener un fin, simplemente la última vez que dijo "¡Lárgate!", no le dejé decir nada más, no se cómo, pero supe en ese momento que ya era hora de decir adiós a eso "nuestro", no por aburrimiento o hastío, ni tampoco por demasiado trivial o excéntrico; simplemente había llegado el momento, fue como una señal silenciosa en mi interior, "chica, ya es el momento". Le dije "ya es el momento, adiós" y comencé a andar alejándome de él. Supo enseguida que había terminado, me gritaba "¡¿qué momento?!", y reiteraba, pero ya no había contestación por mi parte, no hacían falta más palabras. Andando a pequeños pasos con mis pequeños pies descalzos en la playa, me alejé como un ave hacia el horizonte.

Ni siquiera yo logro entenderme, pero soy así, y debo aceptarme tal y como soy, no siento dolor y ese creo que debe ser el problema.

- Te veo muy feliz, ¿por qué estás aquí entonces?
- No lo sé seguro, pero creo que es el momento, ya es hora de sufrir.
- Tienes razón en eso de que es difícil entenderte. Tal vez sea arrepentimiento por todas tus decisiones que han repercutido en otras personas.
- Tal vez, yo ahora sólo quiero sufrir, por eso estoy aquí, quiero que me ayude. O al menos que me ayude a dejar de querer sufrir. He llegado a la conclusión de que tengo un problema. ¿No dicen que el primer paso es afirmar que se tiene un problema? Pues entonces, ayúdeme. 
- Para eso estoy aquí y trabajo, en primer lugar es hallar cuál es el problema.
- Llevo tiempo pensando en ello y siempre llego a pensar que el gran problema soy yo y nada más que yo. Me dicen que soy la excentricidad hecha en persona, reboso locura hasta la suela de los zapatos, cualquiera diría que un día podré caminar flotando en el aire y me llamarán espíritu del bosque o del vecindario más bien; son estas cosas en las que siempre termino cayendo o más bien con las que siempre tropiezo para caerme, es por ello que creo que yo soy el problema.
-Tu historial dice que resbalaste en el suelo fregado en uno de tus dulces días a la edad de cuatro añitos, te golpeaste la cabeza y estuviste en coma durante mucho tiempo, tus padres se divorciaron, y en un día poco señalado, justo cuando el huracán Adele llego aterrorizando la costa, tu despertastes habiendo olvidado completamente todo hasta el lenguaje.
- Así es, lo del huracán hice que lo añadieran hace dos años en una visita rutinaria. Me quedé a vivir con mi madre, visité psicólogos y logopedas hasta hartarme y hartar a los demás sin haber ningún resultado, pero justo un año después en el mismo día recuperé el lenguaje derrepente, supe hablar perfectamente, le dije a mi madre nada más despertarme: "hoy hace muy buen día, me gustaría que me hicieras unas tostadas con mermelada de cereza para desayunar". Vi como el rostro de mi madre se ponía de distintos colores, a rayas, a cuadros, a lunares, en un mísero segundo. Después de aquello comenzó mi vida excéntrica, como si en vez de nacer hubiera muerto y resucitado. Comenzaron mis manías, mis gritos de histeria cada vez que algo no era como el divino orden de mi cabecita decía.
- Bueno, parece que vamos progresando en el origen de lo que usted padece, pero por desgracia el tiempo por hoy ha terminado, espero verle en la próxima cita a la misma hora.
- Disculpe que no le dé la mano, pero no soporto hacerlo para despedirme nunca.
- Está bien, pero el próximo día tendrá que hacerlo, si no, no habrá progreso.

Y ésta es parte de mi vida, me dicen loca, rara de narices, e incluso: "podrías escribir tu propia biblia o una tesis filosófica". Yo no es que quiera ser normal, es sólo que aunque parezca feliz no consigo sentir la felicidad, por dentro me falta algo que creo que debí perder hace muchísimo tiempo. Voy a clases de baile, de pintura, ayudo en comedores sociales, dono sangre ( y no, no es venenosa), cuido mi jardín y a  mi pez de colores, y tengo un gato, Sibarita, al que quiero mucho a pesar de sus marchas nocturnas. Cualquiera diría que soy un modelo ejemplar, intento ser mejor persona, pero estoy cansada de huir de los demás, de romper el corazón a los que me cogen un poco de afecto.

¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.