domingo, 24 de noviembre de 2013


¿No ves que me lo das todo?, me das tus ojos, me das tu sonrisa. Porque hago que formen parte de mí, igual que tus palabras, de las cuales siempre tengo algo que aprender. Te tengo en mi mente a pincel, te añoro sin conocerte, apenas sé tu nombre aunque nos veamos todos los días, o más bien, aunque yo te vea.
Aborrezco unos cuantos segundos mi forma de ser, no he tenido el valor de presentarme cuando he tenido la oportunidad. Soy esa chica, la de la letra bonita o sorprendente, la del rostro original, la de la mirada graciosa, soy esa que parece una niña, tan adorable, a veces demasiado seria, tan pequeña, esa que tan sólo sabe dar las gracias con dulzura en la mirada y frialdad en los labios. Soy esa chica que te inspira confianza pero que es incapaz de confiar rápido en los demás y en sí misma, la de los tirabuzones, las mejillas sonrojadas y los labios pintados, la de los ricitos de oro pero sin el tono dorado.
Encantada de conocerte, aunque ya hayamos hablado sin mostrar nuestros nombres.
Maldito cruce de palabras, cuando llego a él actúo como una conductora eficiente y nunca me salto el STOP, por lo que siempre queda el "podría haber dicho algo más", queda esa frustración por no haber aprovechado al máximo la pequeña oportunidad. Y el cruce de miradas, y de ellas, una entre mil, con una sonrisa. Al menos vivo con la curiosidad y con una interpretación de mi vida algo onírica.
En mi piel queda grabada la palabra "cobarde" y en tus labios la palabra "dulzura", que saboreo en la punta de la lengua igual que el gusto salado cada vez que captas mi atención.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Noviembre, querido, me llamo Noviembre

Letras cual pétalos de rosa blanca


A lo largo de lo que podríamos llamar una corta vida, en concreto a partir del momento en el que aprendí a leer y a realizar unos cuantos garabatos que podríamos considerar escritura, hasta este mismo, ahora, en el que trazo estas letras con algo de sentido, he comenzado numerosas veces el relato de mis experiencias y pensamientos diarios. Siempre seguido del fracaso debido a la falta de constancia, característica en una pequeña parte de mi personalidad, cuando no logro darle la importancia merecida a las cosas.

Lo que me atrae a comunicarme con este simple y llano papel no es más que la imposibilidad de poder hacerlo por vía oral con otra persona o conmigo misma sin parecer que ciertos rincones de mi mente se encuentran poseídos por la locura, o sin sentirme yo misma patética.

Mi querido, espero no aburrirte con estas palabras. Esta vez quiero hacerlo de distinta forma, no puedo prometerte ser constante, pero ya me conoces.

Además, también quiero decirte que es Noviembre, ya sé que tú lo sabes cómo todo los demás, pero tengo motivos para remarcarlo.

Noviembre es otoño, es casi invierno, es cansancio, son las hojas secas de lo árboles que yacen en el suelo, y ellos desnudos completamente se dejan acariciar por el viento que recorre todos sus rincones. Noviembre es así, es una cuesta por la que ascender, y que si no tienes a nadie que te ayude a subir, que te de vez en cuando unos toques para empujarte hacia adelante, se te hace difícil avanzar. Pero esto solo ocurre los primeros días, después te acostumbras, le coges el gusto. El problema es que es mi mes favorito después de Julio,  y entre Abril y Mayo, y me desconcentra de mis obligaciones diarias, me vuelve inactiva. Noviembre es todo el amor, es un té calentito, con leche, una manta, una buena película o un buen libro, y una onza de chocolate como guinda. Para mí Noviembre es así, y no dejo de quererle, como a ti, querido.

Puede que naciera a finales de Octubre, pero me siento más de Noviembre.

Gracias, querido por escucharme tan atento. No sé cuando será la próxima vez, pero seguro que seguirá siendo Noviembre.

jueves, 19 de septiembre de 2013

No me culpes

Letras cual pétalos de rosa blanca

No me culpes por los arañazos
al tropezar y caerte,
no fui quien te empujo,
no fui la causa del puñetazo.
No me culpes por no estar contigo
para ser testigo y defenderte.
Supongo que ahora
es poco más que pena,
supongo que no has cambiado,
tan sólo has empeorado, y quemas.
No me culpes por tus desvaríos,
por no ser la cordura en tu balanza.
No me culpes por no estar ahí,
porque poco a poco me echaste,
sin darte cuenta, y estoy aquí,
tan cerca como lejos de ti,
sin saber si realmente dijiste
la verdad al mentir.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Realmente lo odiaba

Letras cual pétalos de rosa blanca

Con sinceridad, odié tus suspiros,
y odiándolos sigo,
como añorar que susurres a mis oídos,
y aquellos domingos contigo.
Porque yo quería la semana,
y no el final de ella,
porque el resto de días
 me sabían a castigo.

Realmente no lo soportaba,
los buenos días por la mañana,
las cartas que llegaban a mi ventana,
y lo peor de todo, la distancia.
Por la noche soñaba que dormía,
y que despertaba culpando al sonido
del campo y de los grillos,
y quería despertar y no podía.

Y aquí estoy, tumbada en un rincón
del inmenso colchón de mi habitación,
con media cama desecha,
adormecida y sin arrugar las sábanas.

martes, 17 de septiembre de 2013

Podría...

Letras cual pétalos de rosa blanca



Podría dejar una nota, 
un silencio escrito con tinta,
unas palabras que saben a mentira,
o un grito mudo, de garganta rota,
pero ya estoy harta,
me superan las imperfecciones,
el afán de rendirme,
que ya no pueda escuchar tus canciones
ni quejarme por estar cansada.

Estoy harta de que no me hables,
de que me mires como si fuera transparente,
presumiendo de descubrir mi alma
escondida entre  músculos y tendones,
y de poder ver a través de mi, y de mi piel,
esos muros que me ayudaste a dibujar,
y que se caen abajo por mil grietas. 

Todo es por la esperanza, falsa,
por el color verde de mis ojos marrones,
por ese tirabuzon que se resbala
y desfila por la mejilla, escondiéndome,
separándome o resguardándome
del frío aire que se escapa,
que se resiste a tu cálida sonrisa.

Podría despedirme de otra forma,
pero ya deberías conocerme,
no como el resto de la gente,
como aquel tan fiel que toma
la confianza, tan valiosa,
tan frágil como mi piel,
y la destroza y quema vuelta y vuelta.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Otra reflexión más...

Harta de autoanalizarme. Es una gran pérdida de tiempo. Abandono.

Es más responsable seguir con los apuntes de estadística, que seguir con este enjambre de pensamientos.

No son cosas a las que temer como hasta ahora, ¿cuáles?, me refiero a todas las inseguridades que nos obligan a retroceder en determinados momentos, que podrían haber terminado con unos minutos de gloria y no pudo ser.  Hay que zambullirse en el río que sigue su cauce, dejar que la corriente se lleve todo lo malo y vuelva a fluir la sangre en nuestros pies.

Hay que dejar de echar de menos lo que nunca ha sido nuestro, dejar de ser feliz royendo los huesos y ladrando a las gatas en celo. Se acabó entender los llantos, suplicar sonrisas al aire, porque esta vez se trata de superación y no de autohundirse o resignarse. Todo es un plan de liberación aunque no lo creas. Reír como te de la gana, crear tu propio repertorio de sonrisas y carcajadas, en un mundo en el que un simple amago de sonrisa es suficiente para que te encierren en la jaula de algún circo.

Fuera, cree ahora, y no tras la demostración, desperdicia toda tu fe en una simple teoría.
¿Qué verdad hay en todo esto?

sábado, 14 de septiembre de 2013

Mi madre...

¿Qué diría mi madre, ahogada con sus locuras, si despertará de su mundo deforme de fantasías, para descubrir la realidad verdadera que la ha estado rodeando hasta ahora?
¿Qué sería de ella?, descubrir que en veinte años no ha sido capaz de controlar su propia vida. ¿Acaso alguien sabe dirigirla correctamente?, creo que se aliviaría pensando en ello. Todos somos locos y hacemos cosas en algún momento de nuestra vida que lo demuestra; nos consolamos pensando que son simples impulsos, fruto del estrés y de la ansiedad de vivir en esta sociedad.
Tomamos malas decisiones que a veces nos llevan al borde de un acantilado, conseguimos mantener el equilibrio y despertar de nuestros delirios dando un paso hacia atrás y luego unos cuantos más durante una temporada, para curar nuestra alma herida.
Nos enamoramos de personas equivocadas, aunque tal vez la primera equivocación sea enamorarnos, da igual de quien sea. Como siempre, está la posibilidad de no ser correspondidos y criar en nuestro corazón lagrimas de despecho.  Arruinamos nuestra vidas por atender a bajos deseos; todo por escuchar a esa vocecita que estalla en algún  momento.

Mi madre, la  más cuerda de las personas, la más responsable, inteligente, dulce y cariñosa. Ahora, es un fantasma de su pasado que cree ser feliz. Igual que todos nosotros que decimos ser plenamente conscientes de lo ocurre con nuestras vidas.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

La tormenta eléctrica

Pienso despojarme de todas esas ataduras. Que se deshagan en latigazos nuestros brazos y piernas.

La cima de la montaña roza el cielo, allí es donde comenzará la revolución.

Muchos morirán en el camino, otros simplemente enloquecerán, incapaces de borrar de su mente la imagen de una enorme ola que parece que se nos echa encima, escalando el cielo y tragándose las llamas que dejamos a nuestro paso y que relampaguean sobre el llano lugar que queda ya muy lejos de nosotros.

Cuando llegue el momento sentiremos las cuerdas restallar a nuestros pies, unos chasquidos que en unos segundos entenderemos como la llamada para luchar por nuestra libertad.


sábado, 7 de septiembre de 2013

Y si ella consigue lo que quiere, ¿querrá aquello que consiga?

Une artiste


Tras la coraza que ha ido forjando durante años hay algo mejor que la magia, dulce y tierno como su carita; pero yace en su interior, aprisionado, y dudo que alguna vez en su vida llegue a tener el valor de dejarlo salir al exterior.

Se ha construido su propia personalidad, impenetrable por las balas, que rebotan mortalmente hacia quien intenta herirle en un disparo. Ni ella misma se reconoce, ésta es la razón de que a veces sienta como si aprisionaran sus costillas impidiéndole respirar.

Hablo de una chica que en otras circunstancias sería la más ingenua e inocente de las de su edad, con una nobleza y humildad increíble, pero en la realidad y no en ese mundo paralelo y dudoso, esa chica es una rebelde sin causa, una malhablada con educación, una sentimental cuya dulzura nace del infierno, una descarada con remordimientos ocultos, pero sobre todo esa chica sin bandera se trata de una verdadera artista sin hogar, una artista de un callejón de pintura y palabras cortantes.

Esta artista de la que os hablo sería capaz de dibujar en un muro, simple y pintarrajeado, un mundo nuevo y fantasioso de todos los colores, adaptado a la planta de sus zapatos y más original que el mundo en el que vivimos. Pero todavía sigue descargando su frustación en un lienzo en blanco,  arrojando pintura al azar y concentrándose en un solo punto, convencida de poder captar un agujero negro en ese pequeño espacio.

Si te encuentras con ella por la calle puedes observar que pasea con sierras cual pinceles para intentar cortar los barrotes que la retienen, y puedes oler la pólvora que estalla en la revolución que se desarrolla en su interior, una revolución con expectativas de dar lugar a una siguiente guerra mundial.

La guerra del artista, la musa de sus locuras, la que alimenta sus cuadros a pinceladas de sangre, la que más dolor le causa.

Pero lo que para ella son  símbolos de una nueva vida sin tristezas, en realidad son barreras de las que ella misma se ha ido rodeando con el tiempo, barreras que ella confunde con los muros de un reino de libertad e independencia. Y olvida que la libertad nunca podría estar relacionada con muros ni barreras.

Su realidad no es libre, puede que sí libere sus impresiones como burbujas fáciles de estallar, pero todo es por equilibrar la balanza frente a su propia libertad, hundida y pisoteada en el barro.

El secreto que atesora debe estar en el agua de sus ojos, que podría mojar toda esa pólvora, y apagar el fuego de ira y resentimiento que la corrompe y destruye lentamente dejándola en una amarga soledad. 






sábado, 18 de mayo de 2013

En un reino de luz, rodeado de muros de cristal, los habitantes se hacen llamar destellos, destellos de sombra, destellos de tierra. Pero no os confundáis con estos términos, los destellos son iguales a nosotros, con manos y pies, con sus caras, pero hay ciertas cosas que los distinguen de nosotros, algo imposible de imitar, y ellos lo saben. Sus ojos, no sabes con que nombre llamar al color de sus ojos, no tiene nada que ver con ninguno de los colores que conocemos y somos capaces de percibir.
Eva decía que eran de color azul, pero un azul como el destello que forma la luz sobre el agua calma. Y yo decía que las pupilas me recordaban a la corteza de un árbol quemado y el iris del color de los brotes  que renacen.

Después de unos días de convivencia con los destellos conseguimos hallar el secreto en el que basa todo lo que ellos son.

 Son la sombra del destello,  son lo que nosotros somos dentro de los espejos, son nuestro reflejo en el cielo y nuestra apariencia en la tierra. Y sus ojos son el mar, son ese charco de agua, el espejo, el cristal de aquel escaparate, aquella agua verde del estanque, en los que podemos contemplar nuestro reflejo.  Su mundo es nuestro mundo reflejado en una bola de cristal.


domingo, 12 de mayo de 2013

Y mientras escribo no puedo evitar desviar mi mirada hacia la ventana, allí, de forma maravillosa se observa un rosal con sus hojas verdes resplandecientes al Sol, como si por ellas fluyera oro líquido. De repente llega a  mí un recuerdo de la primavera pasada, ya marchito.

Pienso en aquella mañana, cuando la cámara de hacer fotos reposaba sobre la mesa, y todas las mariposas de papel en mi habitación parecían cobrar vida, algo se apoderaba de mí obligándome a levantarme y a abrir la ventana. Sal fuera, que los rayos del Sol caigan sobre tu piel como toneladas, y que la brisa ondee tu pelo con delicadeza, haciéndote cosquillas en las orejas. Y entonces llega ese escalofrío en la piel de los antebrazos y del cuello, y sabes que todavía no le has olvidado, que no es el vacío lo que sientes, sino más bien los pulmones a rebosar, todo lo que significa la atmósfera va recorriendo tus arterias y venas, intentando reventarte internamente como si fueras un globo de una de tantas fiestas de cumpleaños de cuando eras una estúpida niña. 
Ahora respiras profundamente con la esperanza de que eso que sientes junto con el aire que inspiras y espiras acaben por explotarte la cabeza. Pero no es así, dejas de mirar al suelo y entonces tus ojos se encuentran con ese rosal de rosas blancas, con sus hojas brillando bajo el Sol, con ese verde de esperanza, con ese mar de luz que te moja los pies. Decides olvidarlo todo y vivir hacia adelante, dejarte llevar por las olas, tanto en mareas altas como en mareas bajas, y casi lo conseguirás. 


Sigo escribiendo, y antes del punto final vuelvo a la ventana de madera algo desgastada, me fijo en los pétalos blancos de las rosas y me dejo llevar por mis pensamientos que indagan en el secreto de sus espinas.



y pienso en aquella mañana,
de luz y de espinas,
de blanco y de verde,
y de casi rojo
al afilarse
como las esquinas
de las calles,
casi sangrantes. 

martes, 30 de abril de 2013

Don't welcome to my mind

Alguien ha firmado mi sentencia de muerte en algún rincón del otro lado del mundo, puede que sea alguien que ahora mismo esté durmiendo en Australia, o algún niño jugando al fútbol en Sudáfrica, o incluso alguna monja en el Vaticano que hoy no se ha lavado los dientes.

Aunque sé que no importa quien haya sido, es lo de menos, no es realmente su culpa. Que estén tranquilos, no se lo tendré en cuenta.

Lo que importa es cómo yo he llegado a tal conclusión, cómo puedo saberlo.

 Lo he notado esta mañana, han sido distintas señales las que me han avisado. Como por ejemplo que no quedara leche en la nevera; o cuando al salir del piso he descubierto que faltaba el felpudo, me gustaba mucho con su "Don't Welcome" tan original; o en la calle, a pesar de estar poniendo fin al mes de abril y de haber disfrutado de mis camisetas de manga corta las últimas semanas, hacía un frío casi desgarrador, hoy Febrero ha resucitado antes de tiempo.

Otra señales son que por primera vez el profesor ha llegado puntual a clase en vez de esperar sus cinco minutos de cortesía; hoy en el Mercadona estuvieran de oferta los batidos de soja y chocolate; y la última señal y la que más me ha sorprendido de todas, ha sido que hoy no sé por qué razón han prohibido sacar libros de la biblioteca, y obviamente no he podido sacar prestado el libro que quería.

Definitivamente hoy no ha sido un día como cualquier otro, así que aunque todavía no me veo preparada para morir (dudo que alguien esté preparado para ello), acepto mi destino y que sea lo que tenga que ser.

Gracias persona que duerme plácidamente en este momento, niño sudafricano amante del fútbol, o monja de demasiada fe como para lavarse los dientes. Gracias por poner punto final sin escrúpulo a mi vida como si se tratara de una cutre historia en la que la imaginación se encuentra sin gasolina y con las ruedas pinchadas.







lunes, 29 de abril de 2013

Una canción difícil de seguir

Vivo en un ciclo que termina y vuelve a empezar una y otra vez. El ánimo sube y baja, la concentración se pierde y se encuentra, unas veces son días lluviosos, otras veces son semanas soleadas, e incluso en ocasiones el calor que irradia ese Sol me asfixia. Y así, no es un continuo, es un sube y baja, es escalar una montaña para luego bajar rodeándola. Es un baile que comienza con cuatro pasos hacia adelante, para luego dar tres hacia atrás y de nuevo dos hacia adelante, unas veces se da la media vuelta, otras se da un giro completo que casi marea, y en el estribillo de la canción se dan pasitos hacia los lados repetidas veces, dos hacia la derecha y otros dos hacia la izquierda. Al principio eran pasos torpes, perdía el equilibrio numerosas veces, le pisaba los pies a otros,  tropezaba e incluso caía al suelo; con el tiempo he ido aprendiendo mejor esta coreografía, aunque sigo sintiendo las piernas algo pesadas a veces, todavía no me sé la canción de memoria ni sé quien es el intérprete.


domingo, 28 de abril de 2013

"De la naturaleza tortuosa de la humanidad, ninguna cosa recta se puede obtener"
Inmanuel Kant

La verdad es que mi forma de ser contrasta con esta forma de pensar, aunque es cierto que hay determinados aspectos de la humanidad que he llegado a odiar. Ahora, no amo a las personas de buenas a primeras, no las odio pero tampoco les doy un voto de confianza como si fuera un folleto de tantos que casi te obligan a coger en la calle, para luego un poco más lejos tirarlo a una papelera. 


Sin embargo no puedo culpar a nadie por ello. A lo largo del tiempo, tampoco mucho, me he ido dando cuenta de que somos defectuosos, no me refiero al aspecto biológico, en el cuál tampoco somos totalmente perfectos como llevo estudiando hasta ahora, sino más bien a un aspecto algo más subjetivo, en el que cada persona tiene su propia forma de observar e interpretar la realidad, y de esa forma actuar de una u otra forma. Bla, bla, bla... podríamos decir. No nos podemos dar derecho a criticar, pero lo hacemos, pero lo hago; tú, querido lector, lo haces, no lo niegues. Llegados a este punto, en el que alguien nos lo echa en cara o nosotros mismos reflexionamos sobre ello, recurrimos a lo de "es humano" para así alimentar nuestra buena conciencia, que puede ser que ande en ese momento cojeando y con parches para dejar de fumar.  


He elegido entre tantos y tantos caminos, aquel cuyo fin es dedicarme a la sociedad como tal, y no de forma corrupta como otros muchos, sino de verdad. ¿Por qué?, porque soy uno de tantos, porque tengo mi propia forma de pensar, porque cometo errores, tengo defectos, y ésta es una de las formas de expiarme de esta culpa; porque puede que sea algo débil para tirar de este tipo de peso y prefiero administrar de esta forma mis fuerzas. Por lo que al final la conclusión que se puede sacar de todo esto que cuento es que mi objetivo no es hacerlo por los demás, sino por mí, demostrando que todos y cada uno de nosotros tenemos un fondo egoísta, pero hay que saber entenderlo para reconocerlo. 

De Sol a Sombra

Tantas son las veces que me despierto con ganas de comerme el mundo, que dejé hace tiempo de contarlas.
Comienzo el día con grandes expectativas, igual que el Sol  que ha comenzado a escalar el cielo. Pero tan sólo con los primeros tragos de esa sustancia en la que está inmersa la sociedad, y apenas habiendo masticado el primer bocado de la mañana, me siento empachada, harta de abismos en las calles de la ciudad, a punto de echarlo todo tan rojo como los semáforos que me voy encontrando en el  camino.

No me doy apenas un respiro, y me obligo a seguir masticanco, llegando un punto en el que siento la necesidad de estrujarme la garganta para conseguir tragar. Aún así, sigo hacia adelante, aún con el peligro de que en cualquier momento me puedo atragantar e incluso morir asfixiada.

 Pasan las horas y sigo viva, me siento como una rata ante un desastre nuclear que observa como el Sol se pone iluminando de un tono rojizo la destrucción que la rodea, pero no estoy orgullosa de haber sobrevivido. Estoy mirando en el cielo como el Sol va tropezando en su bajada, corriendo para esconderse, y soy consciente de que no soy la única con el estómago lleno de tuercas y tornillos, sueltos y sin enroscar.

A pesar de que en el fin del día el camino va cuesta abajo, los semáforos siguen en el mismo lugar, y las ganas de refugiarme en un ovillo en la sombra oscura de mi habitación se incrementan, hasta el punto de que esas piernas que a lo largo de la tarde flojeaban se vuelven de repente fuertes. Pero no puedo decir lo mismo de mi equilibrio, las aceras se van estrechando progresivamente y el tráfico aumenta considerablemente. Es hora punta para la migración hacia casa, avanzamos cual aves cuyas alas se van desplumando, y van volando cada vez más bajo, como si un campo magnético en el infierno las atrayese.
Finalmente mi cuerpo da el último empujón al día, un último trago que me deja alcoholizada, sujetándome en el marco de la puerta para no caer. Todavía existe el riesgo de hundirme en el suelo piso por piso,  y arrastro mis pensamientos igual que arrastro mi cuerpo por el suelo, hasta darme cuenta de que ha terminado otro día.
Tantas son las veces que me acuesto con ganas de vomitar el mundo, que dejé hace tiempo de  contarlas.

sábado, 27 de abril de 2013

Leer es nacer, vivir y morir varias veces, tantas vidas diferentes como quieras, unas veces intensas, otras un sueño, otras tragedias, pero vidas, mucho más que existir.

jueves, 25 de abril de 2013

Menos dos alas

Vi que los días espesos y de cansancio se acercaban, el calor del verano amenazaría pronto como amenazaban ese día las nubes grises con volverse negras. Vi que algún que otro pájaro sobrevolaba el cielo, posiblemente en busca de algún robusto árbol en el que resguardarse del frío viento y la humedad creciente. Y yo como siempre sentada frente a la pared,  en algún que otro minuto perdía quince segundos para observar a través de la ventana a mi izquierda, aunque puede que el término perder sea erróneo, más bien ganaba quince segundos para mí. Llevaba rato intentando convencerme de encender la lámpara verde de mi escritorio, a pesar de ser tan solo las cuatro de la tarde. Tenía de fondo cierta canción de Sabina, extraño en mí. Quizás se debiera a mi cabeza, dándole vueltas a un tal González, "un Ángel menos dos alas", no le hacían falta para volar, podía llegar más alto que aquellos pájaros del cielo gris, tan sólo con  un poco de tinta y una estrofa sin verso.

viernes, 5 de abril de 2013

La realidad, lo real, cerraba mis ojos
antes acostumbrados a la penumbra,
sintiéndome caer poco a poco
en un mar sin agua, siendo yo la lluvia.
Realmente quería volverme loco,
estrechado en sus brazos perdía la cordura.

Ciertos sentimientos me habían convencido
de que lo mejor es retirarse a tiempo
de aquello sufrido, aquello que ha dolido.
               
Ahora aquí sentado miro mi querido cielo,
sé que fui consciente de caer en otro sentido,
contra la gravedad y no contra el suelo.

 Mi mente flotaría entre las nubes,
mi pena vendría en forma de átomos
liberados formando el aire que sube
tras mi respiración, sintiendo el olor
de la primavera que nunca tuve.



miércoles, 3 de abril de 2013

Lluvia de ayer

Se oía mudo el día,
tanto hoy como ayer,
sabiendo que vendría
sonido de lluvia al caer.

Nubes dibujaban el cielo,
la humedad se sentía,
y el cristal como el hielo,
frío en sus mejillas.

Tarde llegaría el llanto,
viniendo de muy lejos,
formando mares en charcos,
por las calles cual espejos.


Ya no sé quien fue,
si la nube de desencanto,
si la atormentada mujer,
dueña del desastre lejano.

Daba lágrima por gota,
con el peso de saber
que acabaría tirada y rota,
como cada gota de ayer.


martes, 19 de marzo de 2013

Guárdate la lógica donde te quepa, que de aquí en adelante sólo le pienso hacer caso al instinto. Como si acabo meando como un perro en cada farola del camino que haga a pie. Prefiero insultar a mi sexto sentido antes que a mi inteligencia, y dejarme llevar por este maldito viento que arrastra el polvo obstruyendo mis párpados.
Y si no te ha quedado claro, te recuerdo que tú mismo eres el que se dejó llevar por la locura, y no me digas que estabas bajo el efecto del alcohol y toda tu mierda. Te dejaste llevar, y eso es lo que importa. Puede que  del cuerpo de aquella chica no hayan quedado ni las cenizas, pero todavía quedan las marcas en aquel árbol después de que estrellaras tu sucio coche en él; y seguro que todavía queda algún pelo  de la pobre en tu maletero, todos sabemos muy bien que no se te da bien limpiar.

Así que ahora déjame ir. Hermano, déjame ir. He abotonado mis labios por ti en cada interrogatorio, y ya es hora de ser libre. Deja ya de preguntarme que haré con mi vida, porque lo esencial está ahí, al menos haré algo con mi vida, no como tú, dejándola escapar entre trago y trago.

domingo, 17 de marzo de 2013

Vacío, lleno, ¿qué más da?
Tranquila, tu corazón seguirá bombeando, tus pulmones inspirando y espirando. Tranquila. Y llegará un momento en el que encuentre un por qué para seguir haciéndolo.
Puedes vivir de un tal vez, de una ilusión, esperando, pero nadie te dice que sea buena la calidad de ese tiempo.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Una estrella fugaz

Realmente me hago preguntas cuando miro el cielo. Alguna que otra estrella se ha escapado de repente, tímida, al descubrir que las observaba, dejando tras de sí un haz de luz de diferentes colores. Es la noche que influye cargando la atmósfera de cierta perturbación, es un gran cambio ese que se lleva a cabo todos los días. Y en esas algunas noches consumí un único deseo mientras mis ojos perseguían a aquellas estrellas avergonzadas, un deseo en el que la cultura había hecho que creyera por un segundo, dejándome soñar por un momento despierta. Y todavía después de varios días sigo pensando en ese deseo, algo simple, pero que me haría feliz; y no creo en esto, pero me engaño para creer, es más fácil así.



domingo, 10 de marzo de 2013

No se ha roto nada

No se ha roto nada.
Todos los pedazos unidos
de aquella verdad,
todos los sueños casi cumplidos,
y aquella canción sin edad,
resonando en esta noche sin sentido.

No se ha roto nada.
Él está bien, eso está bien,
y aquello también,
las palabras rondan la noche,
las palabras casi pronunciadas,
casi exhaladas, casi derrochadas.

No se ha roto nada.
Los pensamientos perdidos
yacen en un lugar conocido,
y la humedad los degrada,
en la lluvia, en la casi nieve,
en la realidad imaginaria.

No se ha roto nada.
nadie dice que todo
gira en la noche,
nadie dice que ella
no sea oscura, es dorada,
es ella casi oxidada.

No se ha roto nada.
Pero digo: ¿Acaso hace falta?,
en el espesor de la mente,
en el peligro de las trampas,
cuando yo las inventé.
Y es que no queda nada.

No quedaba nada, ni ahora, ni antes, pero puede que sí después. Suena raro decir que se confía en el futuro, pero no queda otra alternativa cuando el pasado es pasado y el presente no te da tiempo.

domingo, 24 de febrero de 2013

11 de febrero, roto seguro que estaba, arreglarlo era una aventura, las costuras se habían descosido, el hilo se había gastado, las agujas estaban oxidadas y con las puntas rotas o retorcidas. Aquellos días así le han dejado, destrozado, en millones de pedazos microscópicos imposibles de encontrar y de unirlos otra vez de la misma forma. Haga lo que haga por reparar el daño causado no puedo evitarle, es otra persona, y yo también, el tiempo nos ha cambiado, aunque yo no lo quiero reconocer en voz alta. Por qué nos ha tocado a nosotros es algo que no logro comprender, supongo que es porque las cosas son así y ya está, y que el buscar a una explicación a todo sea una de sus causas. Quizás si me hubiera estado callada, quizás si él se hubiera estado callado, quizás si hubiéramos cerrado los ojos y nos hubiéramos entregado a vivir la vida como los demás, tal vez habría una remota posibilidad de que siguiéramos siendo nosotros, y el mundo siguiera siendo el mundo tal y como lo conocemos.

Ahí está pero no está

El hogar se encuentra en un rompeolas, entre espuma de mar, algas marinas y conchas dispersas en la arena. Ella se deja llevar por el viento, y yo estoy en el centro de todo sentado en mi asiento siendo testigo de todo, observándolo sin temor. Llega el sonido de las olas, en su recorrido, compitiendo por llegar antes a la orilla, pero también llegan los gritos, el sonido de los cráneos siendo golpeados, el olor marino se entremezcla con algo rancio, y noto un sabor salado en la saliva. Ahora tan sólo puedo ver su cabello esparcido en la arena y un charco de sangre que se diluye con el agua del mar y que se filtra hacia el interior del suelo. Noto como se contraen los músculos de mi cara, algo que creía imposible dada mi situación, ¿será una sonrisa o será un semblante de amargura?, ni yo mismo lo sé, hace tiempo que olvidé por completo estas sensaciones, hace ya tiempo que se corto la puerta hacia los estímulos.

Estarán contentas las estrellas de no poder presenciar la misma escena de todas las noches. Aún sigo parado, observándolas, y observo a la Luna como deja caer su luz sobre ella, tan tierna, y ahora tan muerta. Llega a mí el pensamiento de si hay diferentes grados de muerte, me gustaría estar entre los más altos, sufrir más que nadie, quiero un castigo, no quiero seguir con esta vida. Se lo grito al vacío, ya que el viento no me quiere escuchar, cada vez que intento hablarle comienza a rugir fuerte para que ni yo mismo pueda escucharme. Y grito, y vuelve a mí un eco que me dice que ya estoy muerto, que lo estoy desde hace tiempo. Enloquezco y sigo gritando, hasta que la garganta me sangre y la escupa al aire junto con las palabras más amargas que se me ocurren, como prueba de las llagas que ha dejado el tiempo en mi interior, y así el cielo se tiña en su negro del rojo que indica que estoy vivo, y que no quiero seguir así, no quiero seguir con esta grotesca burla.

Odio el mar, odio el cielo, odio las estrellas, y lo que más me condena es pensar que no me puedo mover de esta silla ni siquiera para suicidarme. Y es imposible alejar de mí el pensamiento de que ella ya no está, está ahí tirada pero no está, ha huido del sufrimiento de observarme cada día. Yace todavía en la arena, quiso que fuera testigo de mi propia impotencia. La vi saltar, vi como hondeaba su cabello al viento antes de tomar la decisión más acertada, pero aún así nunca la perdonaré por no llevarme junto a ella. No pensó bien en que no me puedo mover ni para seguirla en la dirección del camino que ha escogido. La odio a ella también, y por encima de todo, me odio a mí mismo, hasta ahí llega mi arrogancia y egocentrismo, como ella solía decirme.

Disaster

Que me leyeras como cuando era un niño y casi obligaba a mi madre a quedarse en mi cama hasta dormirme.
Aunque no es esa la situación, adoro tu voz en la lectura, porque no sé si te habrás dado cuenta, pero las personas cuando leemos en voz alta sacamos lo más dulce de nuestra voz. Es como si las palabras en tinta domaran nuestro lenguaje.

Estoy aquí entre las sábanas, escuchándote, y reprimiendo mi deseo de hacerte callar con un mordisco en esos labios que no paran de moverse aunque no los vea, esos labios que saborean palabras, unas veces dulces, otras veces amargas. El tono de tu amargura reluce en ocasiones, entonces mi corazón quiere salirse de mi pecho, deshacer sus nudos y envolverte como un escudo contra el sufrimiento. A veces paras, no porque la escena y los personajes te emocionen, oigo tus gemidos y sé que estás llorando. Te disculpas, sabes que te escucho, y te vas. Entonces grito "¡No!" una y otra vez pero sobre mí se cierne el silencio, acompañado de un pitido procedente de alguna máquina en la habitación.

En otra ocasión soy consciente  de que no puedo moverme, no puede dedicarte ni una mirada. Ahora mismo tan solo puedo escucharte y hacer garabatos en las sombras, te dibujo tal y como te recuerdo; esos labios, esa mirada atenta en mi libro favorito, que relees para mi. Puedo imaginar como si te estuviera viendo ahora mismo como tu pelo laceo y oscuro cae sobre las páginas.

Aunque intento permanecer atento, hay algo que no me deja, en la oscuridad nace una luz que me ciega y adormece, entonces te recuerdo para intentar quedarme junto a ti y la realidad que me envuelve, pero no puedo, hay algo que puede conmigo, como una camisa de fuerza en mi mente, y me voy.

Y así día tras día, al menos así los cuento. Sólo hay día en mi mente cuando te escucho, y pienso en que me alegro de ser yo el que está en esta situación y no tú, porque sé como odias la confusión y el desorden, y ahora mismo me encuentro perdido en ellos. Despertaré, te lo prometo.

viernes, 18 de enero de 2013

Algo pequeño pero grande

Deja dpensar, deja de esperar. ¿Es que no ves que lo tienes en frente de las narices?, sentado puede que consigas echar raíces, pero no crecerás, quedando parado para ver como te consumes.
Mientes, y mientras, te escondes, te escabulles de todo lo que sientes, te pierdes en este mundo, y caes en un pozo, donde no hay gozo, donde cada golpe te rompe, y cada trozo de ti se disuelve.
Tengo muchas manías, al menos lo confieso, una de ellas es odiar la hipocresía, si no existiera me alegraría, pero eso es una tontería, ni más ni menos, ni mentirosos ni sinceros, ni tristes ni felices, no hay días totales, es simple, una mezcla de realidades.
Y si comparto mis ideas, es con la fe de que alguien lo lea, lo escuche, lo que sea porque me entienda. Que puede que tenga pájaros en la cabeza, y que los pensamientos me atropellan, pero está en el humano tropezar por pensar hasta lo que no se puede pensar. Nacen, crecen, se reproducen y mueren, pero las mías se oponen, mis ideas no se desvanecen, mis ideas respiran, no se olvidan.
Dejo de hablar y el viento sustituye mis palabras, dice a mis espaldas que la alegría sólo la crían los que viven sin mentiras; y cuando es de día se mueve con prisas, aún a sabiendas de equivocarse elige vías que no llegan a ninguna parte, susurra en los oídos que la vida no es un valle de flores, nubes y canciones, es un hoyo que poco a poco se hace más grande.
Y la brisa se queja de la rima que carece, que la nube desaparece y la luna crece y crece. Aquí nadie te entiende así que traduce, otras palabras, otros gestos, otras caras. Confiesa tus pensamientos, piensa en tus sentimientos, esos que en ti la noche induce, hay tiempo, hasta que la luz el cielo inunde.
Fuerte, aprieta fuerte, y observa como se rompe, el corazón, como un puño sangrando se abre, y los dedos se retuercen. Mejor es mantenerte inmutable, que nada te afecte, constante, hasta que se demuestre la fuerza que tienes, la paciencia, el empeño y el ser independiente. Que te sientes frente a la multitud, que esperen de tu actitud, de tu aptitud, en similitud a un diamante sobre el que incide la luz, brillante, pequeño pero el más grande.



lunes, 14 de enero de 2013

Sábado, las ocho, han pasado tres horas y sigo sentado en la misma silla. He estudiado, pero no me siento orgulloso, no he avanzado nada, llamadme loco porque parezca que yo mismo me contradigo.
He estudiado cada rincón de su cuerpo en mi mente, cada detalle de su piel, el tacto de sus labios y de su cara, de sus pechos.
 Horas rememorando mentalmente todo lo pasado aquella noche, y la siguiente, hasta el día de hoy, repito todas las palabras en mi interior saboreándolas, puede que las últimas fueran con cierto regusto ácido, pero en mis oídos resonaron igual de dulces y de eternas.
Y pienso en el momento que dejaron de ser palabras a ser algo más, más expresivo, con otros sonidos. Peleándose nuestras lenguas soltando duras palabras y dolorosas como balas, ardientes calentaron la habitación, gritos se convirtieron en susurros, y por último nuestras lenguas estaban demasiado ocupadas para seguir discutiendo.
Y es que las únicas asignaturas que me importa realmente es la geografía de su cuerpo y la psicología de nuestra relación. Sería capaz de dibujar un centímetro de su piel a una escala cien veces mayor y seguir encontrándola especial y bella, y durante horas describir ese lunar que queda en medio de su espalda.
Pero hay algo sucio en esta relación, y lo peor es que me da igual ensuciarme. No nos necesitamos, al menos es lo que quiere demostrar todo el tiempo. Su cuerpo no dice lo mismo, quiere que lo explore en todas sus dimensiones, para hallar el secreto que guarda escondido y que ni él mismo sabe donde yace.
 Me abrazó, en un principio dulcemente, pero fue apretándose a mí cada vez más, clavó sus uñas en mi espalda. El deseo borró nuestras memorias del momento, o puede que fuera noche de rencor y venganza, el uno con el otro. Se ha ido, pero sé que volverá para seguir balanceándose en la cuerda conmigo


Quise dibujar tu sonrisa,
quise esbozar una caricia,
y colorear brillante una vida,
todas me salieron torcidas.

Atrapé en el aire una ilusión,
escribí mi miedo en una canción,
creí llegar hacia tu corazón,
y choqué contra la razón.

Ahora yazco junto al no recuerdo,
y junto al olvido perecedero,
en un lugar semejante al infierno,
en mi cabeza, en mi fuero interno.





¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.