Hoy no es un nuevo día, hoy reina el cansancio y el aburrimiento, hoy es un día de reflexíón sobre el resto de los días, un día sin inspiración para nuevas creaciones.
Hoy se despertó con los rayos del Sol incidiendo sobre su rostro. El Sol brillaba con fuerza, se iba notando ya la llegada del verano, aunque sólo comenzaba mayo. Tenía la impresión de haber despertado de un largo sueño, tan largo como el invierno, creía que hoy sería un nuevo día, un buen día en el que disfrutar de las cosas de siempre, de la rutina, pero con ánimos renovados. Pero el cambio era constante, se había convertido en una cambio permanente, en una realidad, él ya no estaba, ya no había días.
Hoy no es un nuevo día, no hay días nuevos si no se ven sonrisas, no hay días nuevos si no se oyen risas, pero tampoco hay risas sin llantos, no hay llantos sin él, que se reflejaba en cada unas de sus lágrimas. Sus ojos brillan como el Sol de hoy, todavía hay ecos de sus palabras en cada rincón de este mundo y para ella no hay otra canción que suene mejor que el sonido que sale de sus labios, el único idioma que logra comprender es el lenguaje de sus besos, el lenguaje de sus ojos, el lenguaje de sus promesas y las únicas palabras de sus labios que no olvida se cayeron hace mucho mezcladas con cada lágrima y se evaporaron al rozar la vana superficie.
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