sábado, 17 de noviembre de 2012

Érase

Érase una vez una persona que murió por un beso.
Murió sin hallar el calor en el corazón, éste ante el frío sentido finalmente cayó enfermo.
Prometió no sufrir por nadie, y así fue, el único que sufrió fue su corazón ante tanto impulso reprimido.
Con tanta tristeza camuflada, con tanto amor exprimido.
Un cúmulo de sentimientos encerrados tras una puerta que finalmente cayó abajo.
Una habitación con el anhelo de otra persona bajo su techo ya rajado.
Miles de lágrimas concentradas que nunca dejó correr libremente por sus mejillas.
Sus brazos atrofiados, sin abrazos ni caricias.
Sus labios resquebrajados y sus ojos vidriosos, en el último momento tan sólo un beso pedían.
Lo que había rechazado toda su vida.
Tan sólo quería llevarse algo de amor a la tumba, es algo que nunca olvidaría.

1 comentario:

¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.