jueves, 12 de julio de 2012

Caminando en el olvido

Calor, frío, calor, frío... calor. Ya ha pasado bastante tiempo desde aquello. He olvidado qué fue lo que pasó, por qué estoy aquí, tan sólo soy consciente del momento y de lo más próximo al presente, mis recuerdos son imágenes borrosas, pocas son verdaderamente nítidas.

La hilera de sombras a temperaturas altas se suceden infinitamente. Me hallo caminando con sentido, sí, así es, esta vez sé por donde voy, una más de mis excepciones. Pero no sé a donde voy. Me dirijo en el sentido del viento, camino por un sendero de olvido.
 He cruzado mares, océanos, corrientes frías del norte me han perseguido, y el aire en magma de los desiertos me ha calcinado en numerosas ocasiones. Y sin embargo, aquí estoy, caminando, contando cada paso que doy; sola en mi caminar, ya no floto en ningún sueño, me queda desplazarme en sólido, por ahora no me sirven las espesas nubes y debo conformarme con esta aridez de tierra.
Estoy buscando un Sol que no me queme la piel, que sepa comprenderme, que sea un asidero al que agarrarme para huir de este aburrimiento, para ayudarme a salir de mi sepultura cada noche. Qué Sol tan sorprendente busco, tan sumamente especial, un Sol capaz de soportarme.
A cada minuto pierdo la esperanza de que algún día logre encontrarlo, y a cada segundo nacen otras fuerzas, mayores esperanzas, y así es como camino a cada paso, en un equilibrio de paciencia y esperanza.
En mi largo viaje todavía no he llegado a enfermar, no me lo explico, aunque ya son muchas las cosas que no entiendo. Avanzo velozmente, por lo que estoy expuesta a todo momento a cambio bruscos de temperatura. Tan sólo estornudo cada mucho tiempo, soy alérgica a las mentiras, y también a las pequeñas reminiscencias del pasado, en este momento no hay mentiras ni tampoco verdades, y los recuerdos son escasos, son rarezas en peligro de extinción en mi mente.
En todo este tiempo he conocido lugares maravillosos, a pesar de que no logro acordarme totalmente de ellos. Es por ello que a cada paso es más difícil seguir adelante y por lo que pierdo constantemente las esperanzas, cansándome de todo, hasta de mí misma. Puede que digan que es duro tener recuerdos; eso lo dicen porque nadie nunca a logrado olvidar algo totalmente; pero yo sé que a pesar de ser duro recordar, olvidar es aún más duro.
Con el olvido se escapa el anhelo, la añoranza, e incluso el amor y el saber, y puede que el saber amar. No quiero que esto me pase, pero es inevitable, no puedo despertar, no hay luz real que abra mis ojos y mucho menos que despierte mis sentidos. Puede que digan que soñar es más fácil que vivir, pero si algo sé muy bien es que en los sueños eternos también hay sufrimiento, e incluso más que al vivir, ya que se sufre también por no poder vivir, por no despertar, no  levantarme, no mover mis piernas y no sentir el estímulo del mundo en mi cuerpo y sentidos. Estoy harta de soñar, ¡quiero sentir!, ¡quiero despertar!, ¡quiero gritar y que me oigan!, ¡quiero salir de este coma!, ¡quiero salir de este letargo infinito!... y grito, y vuelvo a gritar, cada vez más fuerte, pero no logro entenderlo, nadie me escucha, incluso dudo de que alguien logre oírme; es algo que no paro de intentar, aunque sé que grito en valde, no sirve de nada. Es en este momento cuando me abandona la esperanza y tan sólo quiero esperar la muerte, olvido mis ganas de vivir.


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¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.