lunes, 20 de febrero de 2012

Dicen que las personas tenemos entre unas de nuestra principales necesidades una mínima demostración externa de afecto, o cariño, o amor, como queráis llamarle. ¿Pero hasta qué punto?
Esto me hace reflexionar y creo que cada persona necesita diferente cantidad, no existe una unidad de medida universal para ello, somos nosotros los que decidimos o sentimos cuanto. En mi caso, yo decido cuanto necesito y cuanto puedo ser capaz de soportar. Sí, así es, soportar.
Vivir a expensas de cualquier tipo de demostración afectiva puede llegar a ser desastroso para muchas personas, pero para otras es un hecho indiferente. Estas últimas personas poseen un rasgo más marcado que las otras, frialdad, esa frialdad que invade muchas personalidades.
La frialdad es considerada unas veces como signo de fortaleza emocional, otras veces como la prueba de la ausencia de hipocresía, una mayoría la ve como característica propia de un ser asocial, y una minoría la concibe como un refuerzo del carácter. Todos se equivocan, todas estas teorías mientras sigan sin coexistir en armonía seguirán siendo falsas. La respuesta es mucho más profunda que todo esto. La frialdad es simplemente un único rasgo de la personalidad, junto con muchos más, y son éstos los que condicionan el modo de expresar los sentimientos. Una persona extrovertida y con capacidad para lidiar con gran cantidad de personas puede ser perfectamente distante, no es necesario que sea alguien afectuoso. Exteriorizar los sentimientos propios es algo difícil en ciertas personas, pero sólo se trata en el caso de manifestarlos en forma de afecto u otras formas más intensas, porque una persona espontánea, con facilidad para decir lo que piensa y lo que siente puede ser perfectamente fría y no ser capaz de desnvolverse afectivamente.
En otros muy pocos casos la frialdad se debe a una falta de interés, a la indiferencia total, y en otros muchos a un problema más serio o a una simple discusión.

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¿ Escribo simplemente por escribir?

Desahogo en forma de un diario de sensaciones e ideas ciertamente abstractas.
Sin pretensiones de que me conozcan, ¿o miento?.
Todo es posible.
Oculto tras mis palabras, aquellas que dejo escapar desde lo más profundo de mi mente se puede hallar
No estaría mal ahogarse en un mar hecho de mis propios pensamientos, o navegarlo con un velero en un solo sentido, pero todo esto es demasiado profundo.
No puedo evitarlo.
Sobrevivo entre alegría y alegría, entre tristeza y tristeza. Como todos.
Pensamientos y sentimientos que se funden entre lágrima y sonrisa.

El resumen: Caóticamente hablando.